Hace unas semanas la periodista, escritora y editora sevillana Berta Carmona me contactó por e-mail para adelantarme el interesantísimo proyecto que iba a poner en marcha a través del blog de su web Ecoescritura y ofrecerme la posibilidad de colaborar con él. El lema elegido era ‘Yo apoyo la autoedición de calidad’, así que os podéis imaginar que tardé aproximadamente un segundo en apuntarme. Desde hace unos días en el blog están apareciendo artículos de profesionales relacionados con el mundo de la escritura que aportan su visión sobre el mundo de la autoedición y consejos útiles para autores independientes como yo. Hoy han publicado el mío. Espero que os resulte interesante.
Convendréis conmigo que uno de los mayores placeres de este mundo es sentirte atrapado por una historia. Esa sensación de que tus ojos devoran las palabras y que el cerebro apenas es capaz de digerirlas a tiempo para dejar paso a otras es difícilmente superable. Debe ser cosa de magia que juntando esos caracteres que llamamos letras haya gente capaz de transmitir tanto, de transportarnos a mundos paralelos.
Yo escribo. De hecho, tengo el atrevimiento de autoetiquetarme como escritor. Desde luego, no soy ningún mago, aunque algo cercano a la magia es lo que siento cuando un lector me dice que una de mis creaciones lo ha transportado a uno de esos mundos. ¿Qué mayor recompensa puede esperar un autor? Para eso escribimos, para ser leídos. Para comunicar nuestras inquietudes, nuestras ideas, y que signifiquen algo para quien las lea. Sí, claro, si encima te puedes ganar la vida con ello, la recompensa se multiplica.
De momento estoy muy lejos de lograrlo. No es algo que alguien que prácticamente acaba de aterrizar en el planeta literario pueda plantearse. Sin embargo, sí es un objetivo al que no renuncio, aunque el camino sea largo y no precisamente cuesta abajo.
Embarcarse en la autoedición – autopublicación debe ser una decisión meditada, muy meditada si uno pretende llegar a ganarse la vida escribiendo, porque hoy en día cualquiera puede editar y publicar una novela gracias a las plataformas digitales, e incluso en papel mediante la impresión digital a demanda, que ha abaratado muchísimo los costes de producción. Cualquiera puede publicar, y eso en mi opinión es muy bueno, pero para pretender hacerse hueco en un mundo tan sobrepoblado es imprescindible un ingrediente que no siempre abunda: la calidad.