Revista Infancia

Los bebés no deben consumir miel

Por Pequelia @pequelia

Los bebés no deben consumir miel

Es sumamente común que los padres sustituyan el azúcar en los alimentos de los pequeños por la miel, o que si los pequeños manifiestan irritación en la garganta y tos, alguien en la familia recomiende que se le administre una cucharada de miel para suavizar la zona, como hacemos los adultos, esto ocurre porque la gran mayoría desconoce que en realidad los bebés no deben consumir miel hasta ser mayores, ya que les puede hacer daño.

Este endulzante natural que está repleto de beneficios durante la infancia y la vida adulta, no es recomendable para alimentar a los bebés ya que es un alimento que a edades tempranas representa un riesgo para la salud si se suministra a niños por debajo del año y medio de edad, aunque solamente se le de poca cantidad. Lo que ocurre es que el sistema digestivo del bebé no se encuentra lo suficientement desarrollado para digerir y asimilar este producto, ya que no cuenta con la acidez estomacal con la que cuenta un niño mayor o un adulto.

Luis Nistahuz, pediatra desde hace muchos años, explica que entonces al llegar la miel al estómago del bebé:

“se crea el ambiente ideal para que crezcan las esporas del clostridium botulinum, productoras de una neurotoxina con la posibilidad de producir botulismo infantil”.

Se sabe que el botulismo es nada menos que un envenenamiento de comida que se causa por una toxina producto de la bacteria nombrada con anterioridad. En muchos casos los individuos pueden padecer la enfermedad consumiendo productos como los embutidos, la espinaca y la acelga contaminados. Cuando un niño padece botulismo es víctima de una gran cantidad de síntomas como náuseas y vómitos, sequedad en la boca, estreñimiento, falta de apetito, desgano, debilidad muscular, dificultad en la respiración, parálisis e inclusive la muerte.

El especialista indica:

“Todos estos síntomas los produce la toxina botulínica liberada por las esporas del clostridium botulinum que estaban en la miel de abejas y que encontraron en el estómago del niño lactante el ambiente propicio para reproducirse”…“puedes ayudar a que tu niño se sienta mejor e impedir que la infección empeore haciendo que descanse lo suficiente y beba líquidos en abundancia”…“Si es menor de cuatro meses, deberá recibir suficiente leche materna, además de tomar un poco de agua. Ahora, a los seis meses, puede empezar a beber jugos. Lo aconsejable es que el niño beba agua regularmente durante el día”.

Vía |  La Prensa
Foto  | Nadia Phaneuf de Flickr

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