En los últimos años se ha indagado enormemente en el estudio de la actividad física como factor clave para mantener un buen estado de salud. Todos los estudios concluyen que tan saludables son los efectos provocados por práctica de actividad física como perjudiciales los que se derivan de su ausencia. Por lo tanto, está mas que demostrado que si practicamos ejercicio podemos mejorar nuestra salud, pero también que si no lo hacemos estamos empeorándola. Uno de los objetivos de la carta de salud de la OMS del año 2010 fue el de reducir la prevalencia de sobrepeso y obesidad, así como aumentar el número de individuos que realizan actividad física de forma regular. Y precisamente fue así porqué se ha visto que la población occidental es, cada vez, mas sedentaria. El descenso de la actividad física requerida en los trabajos, la disponibilidad de los medios de locomoción y el ocio pasivo son solo algunos de los ejemplos que explican este hecho. La actividad física supone, junto con la cesación del hábito tabáquico, uno de los mayores potenciales preventivos actualmente disponibles; de aquí la importancia de los programas de fomento de la actividad física dentro las estrategias de salud pública de los sistemas sanitarios. En el artículo de hoy, se presentan los principales beneficios que supone la práctica regular de ejercicio físico. No es nuestro objetivo, por el momento, definir como debe de ser un programa de actividad física adecuado, sino ver que conseguiríamos con éste.
ASOCIACIÓN INVERSA ENTRE ACTIVIDAD FÍSICA Y RIESGO CARDIOVASCULAR Los estudios que se centran en este aspecto han demostrado ampliamente que una practica regular y de intensidad moderada de ejercicio físico contribuye significativamente en la prevención y tratamiento de la hipertensión arterial, la cardiopatía isquémica y los accidentes cerebro vasculares (ICTUS). ASOCIACIÓN INVERSA ENTRE ACTIVIDAD FÍSICA Y OBESIDAD Múltiples estudios, tanto transversales como prospectivos, han puesto de manifiesto la estrecha relación entre los niveles bajos de actividad física y el desarrollo y mantenimiento de la obesidad, cuya prevalencia está alcanzando niveles de auténtica epidemia. Los dos pilares fundamentales en los que se basa cualquier intento serio para reducir o controlar el peso son la dieta y el ejercicio físico.
ASOCIACIÓN INVERSA ENTRE ACTIVIDAD FÍSICA Y RIESGO DE DIABETES Gran cantidad de estudios observacionales han puesto de manifiesto una relación directa entre un estilo de vida sedentario y la incidencia de Diabetes Mellitus e intolerancia a los hidratos de carbono. Y más importante es, todavía, el hecho de que ensayos aleatorizados han confirmado esta protección. Además, el ejercicio físico supone uno de los pilares del tratamiento de la Diabetes, frenando la resistencia a la insulina que la caracteriza.
ASOCIACIÓN INVERSA ENTRE ACTIVIDAD FÍSICA Y RIESGO DE OSTEOPORSIS Y FRACTURAS El ejercicio físico también se ha posicionado como un claro factor determinante sobre la incidencia y prevalencia de osteoporosis. Este hecho es especialmente remarcable en mujeres, tanto en la perimenopausea como antes de los 30-35 años (cuando se alcanza el pico máximo de masa ósea). Sin embargo, para lograr un efecto osteogénico que suponga un freno de la pérdida de la masa ósea, se ha visto que son necesarios niveles de actividad física un poco superiores a los que se necesitan para obtener un beneficio cardiovascular.
ASOCIACIÓN INVERSA ENTRE ACTIVIDAD FÍSICA Y ENFERMEDADES MENTALES También se ha encontrado una estrecha relación indirectamente proporcional entre la actividad física y los trastornos depresivos y de ansiedad. La evidencia apoya el efecto terapéutico del ejercicio físico en el tratamiento de la depresión clínica o subclínica; pero además se ha visto que tiene un efecto muy beneficioso mejorando la sensación de bienestar mental.
ASOCIACIÓN INVERSA ENTRE LA ACTIVIDAD FÍSICA Y EL RIESGO DE CÁNCER Otro campo de la medicina en el que el ejercicio está demostrando importantes beneficios es el de las enfermedades oncológicas. Actualmente, las neoplasias malignas son la segunda causa de muerte en Europa, y todavía son escasas las posibilidades de intervención en el ámbito de la prevención primaria. La evidencia actual indica que la actividad física se asocia a una disminución del riesgo de cáncer de colon, mienta que se sospecha del beneficio que puede suponer en otros tipos de cáncer.
La prevalencia de estilos de vida sedentarios es alta en la actualidad, por lo que es necesario que analicemos nuestras propias actitudes para inducir cambios en los niveles de actividad física. En futuros artículos definiremos con detalle cómo deben ser nuestras sesiones de actividad física para obtener los resultados expuestos, pero como primera recomendación, podemos ponernos como objetivo sencillo acumular 30 minutos de ejercicio físico de intensidad moderada todos o la gran mayoría de los días.
BIBLIOGRAFIA Varo J.J; Martínez J.A; Martínez-González M.A. Beneficios de la actividad física y riesgos del sedentarismo. Med Clin (Barc) 2003;121(17):665-72 Escrito por Dani ConillDiplomado en Nutrición Humana y Dietética