Revista Espiritualidad
Una amiga muy querida me hizo llegar este mensaje. No se su procedencia o autor, pero es algo que realmente vale la pena leer.
Este mundo fuera mucho mejor si aplicáramos un poco mas de amabilidad y aceptación en nuestras relaciones cotidianas. Que lo disfruten!!!!
Cuando yo era niño recuerdo una noche en particular, cuando mi mama después de un largo y duro día en el trabajo preparo la cena y puso un plato de huevos, salchichas y bizcochos muy quemados frente a mi padre. Recuerdo estar esperando ver si alguien lo notaba!!! Sin embargo, aunque mi padre lo notó, alcanzó un bizcocho, sonrió a mi madre y me preguntó cómo me había ido en la escuela.
No recuerdo lo que le contesté, pero sí recuerdo verlo untándole mantequilla y mermelada al bizcocho y comérselo todo. Cuando me levanté de la mesa esa noche, recuerdo haber oído a mi madre pedir disculpas a mi padre por los bizcochos quemados. Nunca voy a olvidar lo que él dijo: "Cariño, me encantan los bizcochos quemados".
Más tarde esa noche, fui a dar el beso de buenas noches a mi padre y le pregunté si a él le gustaban los bizcochos quemados. Él me abrazó y dijo: "Tu mamá tuvo un día muy duro en el trabajo, está muy cansada y además, un bizcocho un poco quemado no le hace daño a nadie". La vida está llena de cosas imperfectas y gente imperfecta.
Lo que he aprendido con los años, es que aprender a aceptar los defectos de cada uno de nosotros y decidir celebrar cada una de las diferencias de los demás, es una de las cosas más importantes para crear una relación sana y duradera... donde un bizcocho quemado no va a romper un corazón. Podríamos extender esto a cualquier tipo de relación. De hecho, la comprensión es la base de cualquier relación, ya sea esposo-esposa o padre-hijo o cualquier tipo de amistad!
Sé más amable de lo necesario, porque toda la gente que conocemos, en este momento está librando algún tipo de batalla.