Revista Arte

Los cambios del otoño

Por Lasnuevemusas @semanario9musas

Si has notado una disminución de la temperatura y una ligera lluvia de hojas cayendo sobre tu cabeza, es porque ha llegado el otoño, esa época de divertidas hojas secas que puedes pisar y escuchar tronar. Una hermosa época llena de matices naranjas y estupendas festividades.

En este artículo hablaremos de la biología del otoño.

Esta época se caracteriza por la presencia de plantas, árboles y arbustos caducifolios. Caducifolios significa que pierden sus hojas, sus flores y sus frutos, solo queda la estructura troncal enraizada; pero no creas que la plantita de tu jardín ha muerto para siempre, la mayoría permanecerá descansando hasta que la temperatura aumente en la próxima primavera.

Biológicamente suceden varios procesos que implican la caída de la hoja y su cambio de coloración. Durante el proceso de pérdida de hojas, las primeras en desprenderse son las hojas verdes, ya que estas están realizando el proceso de fotosíntesis y es un gran gasto de energía que las plantas no se pueden dar el lujo de tener a bajas temperaturas. En seguida se detiene la producción de clorofila haciendo que las hojas pierdan el característico color verde. La sobre expresión de las antocianinas (pigmentos hidrosolubles presentes en las células vegetales) otorgan el color rojo, púrpura o azul a las hojas, flores y frutos. Los carotenoides, absorben la luz verde y azul, reflejando la luz roja y la luz amarilla que se mezclan originando el color naranja de las hojas y los frutos. Las xantofilas, (una subclase de carotenoides), son responsables del amarillo otoñal.

Aunque es común que en otoño las plantas y árboles pierdan sus estructuras, aun se pueden encontrar plantas que luzcan bellos follajes, por ejemplo los crisantemos, el tupinambo, diversos tipos de brezo e incluso diversos tipos de rudbeckias, asters y girasoles; sí aunque te sorprendas hay girasoles que resisten las bajas temperaturas del otoño.

Hablando de cultivos comestibles del otoño, se encuentran el cultivo de manzanas, peras, y no podemos dejar de mencionar la cosecha de la calabaza (una cucurbitácea). La calabaza (dependiendo del tipo) puede ser una planta trepadora o rasante. En México se hace múltiple uso en la cocina, ya que se aprovecha prácticamente todo de ella, su flor, su fruto y sus semillas. En otoño la calabaza se come en dulce. Aunque saliéndome un poco del tema de la biología, me atreveré a darte la receta: coloca dos litros de agua en una olla a fuego medio con canela y piloncillo. Pon los trozos de la calabaza y las semillas (bien limpias) en la olla, tapa y cuece a fuego medio hasta que la calabaza esté suave y dulce.

La calabaza es sumamente nutritiva, contiene licopenos (previenen el cáncer de próstata, pulmón, estómago y vejiga), tiene ácido fólico, es baja en calorías y es abundante en fibra.

En cuanto al reino animal, también es fascinante lo que ocurre durante el otoño. Algunos animales cambian su comportamiento, ya sea que se preparan para vivir en casa durante las épocas frías o simplemente migran a lugares más calurosos. Los animales que se quedan en su hogar deben empezar la acumulación de comida (tanto fuera, como dentro de sus cuerpos) y la síntesis de mucho pelaje que les permitirá sobrevivir una vez que llegue el invierno. Además de la necesidad de encontrar pareja para aparearse y poder tener crías en la próxima primavera.

Finalmente el otoño significa festividades, en algunos países se celebra el Halloween con gente disfrazada de monstruos que sale a pedir dulces. En México existe la hermosa tradición de veneración a la muerte. Abundan las flores de cempasúchil, el copal (incienso que purifica el alma), las rajas de ocote ( Pinus moctezumae), el pan de muerto, entre muchas otros elementos que permiten unir a los vivos con los muertos.

En conclusión el otoño es un cambio de época, cambio de comida, expresión de culturas, costumbres y tradiciones.


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