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Los cátaros

Por Arteameno
Entre los siglos XI y XIII, en algunos países de Europa occidental nació y se desarrolló con pujanza un movimiento reformador que tomó varias denominaciones según  los países en los que se formó. En el mediodía de Francia se llamaron cátaros o albigenses, los secuaces de esta secta fueron llamados cátaros -del griego cátharos, puros - o perfectos.


LOS CÁTAROS

CRUZ CÁTARA

En polémica con la iglesia, que definían como "gran meretriz" y "sinagoga de Satanás", los cátaros predicaban una absoluta renovación moral: su doctrina se basaba en el dualismo oriental, cuyas características principales eran la presencia de un Dios del  Bien creador de la esfera espiritual y de un principio del Mal, creador del mundo visible, y por lo tanto del hombre, de la materia y de todo lo que tienen un existencia terrena.
Traducido al plano ético, este dualismo se transformaba en un puro ascetismo que condenaba el matrimonio y la procreación, prohibía la propiedad privada, así como el prestar juramento, e imponía a todos la obligación de trabajar.
La doctrina de los cátaros era tan severa y de tal austeridad que sólo los iniciados que hubiesen recibido el "consolamentum", su único sacramento, podían practicarla, éste consistía en la imposición de las manos con la cual se borraban los pecados y el alma volvía a hallar su pureza original. La élite de los iniciados , llamados los "Puros" y "Perfectos", constituía el clero de la secta. Los creyentes y simpatizantes también podían practicar las reglas,  pero recibían el consolamentum, sólo en caso de peligro de muerte.
Al extenderse y reforzarse cada vez más el catarismo en el Languedoc, aumentaron las preocupaciones del papa Inocencio III, que en esta herejía contemplaba una amenaza a la unidad de la iglesia cristiana.
La muerte del legado papal Pierre de Castelnau  acaecida en 1208 en Saint Gilles, en circunstancias misteriosas, fue el pretexto para desencadenar la represión armada contra los herejes cátaros y todos aquellos que por intereses políticos o religiosos los apoyaban.
Las cruzadas dirigidas contra los cátaros prosiguieron durante todo el siglo XIII, sólo a comienzos del XIV esta herejía fue extirpada de las tierras de Francia, con la muerte de Guillaume Bélibaste, quemado vivo en Villerouge-Termenés en 1321.

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