"Los chicos de las taquillas", Ryu Murakami (1980)

 Hashi y Kiku son dos niños abandonados por sus madres en una taquilla de la estación de Shinjiku, en Tokio. Criados en un orfanato, son después adoptados por un matrimonio que vive en una isla frente a la ciudad de Sasebo.

 Ambos se consideran hermanos, sin serlo. Hashi abandona su hogar y viaja hasta Tokio en busca de su madre, y como veremos después , de sí mismo. Mientras tanto, Kiku, se convierte en saltador de pértiga y canaliza su rabia a través del deporte (No, yo tampoco entiendo qué pinta aquí la pértiga, Ryu es así y podría haber sido igualmente sexador de pollos). 

 Kiku y su madre adoptiva viajan a Tokio en busca de Hashi, y ahí es donde comienza la verdadera historia, en una especie de Submundo en el interior de Tokio, Toxitown, una zona arrasada por la contaminación, aislada y vallada. Drogotas, chaperos, cárcel, dos peculiares mujeres y un cocodrilo que vive en un piso, entre otras lindezs.

 Sí, es todo tan raro como parece y a veces más, con un halo permanente de violencia potencial que es por lo que veo habitual en la narrativa de Murakami (Ryu).

Interesante, inquietante, demasiado larga. Si quieren probar con éste Murakami, les aconsejo “azul casi transparente”. Es igual de rara pero mucho más corta. Your choice.