Revista Cultura y Ocio

Los chimpancés calculadores

Por Igork
Las relaciones internacionales se basan en la fuerza. Y si ésta conlleva más pérdidas que beneficios entonces se habla de diplomacia, relaciones comerciales, flujos migratorios, competencia/sumisión económica, y cosas así. Resumiendo mucho, cuando dos países se otean tienen un comportamiento similar al de un chimpancé, que en pocos segundos te mira y calcula qué fuerza tienes y en caso de enfrentamiento cuántas heridas le puedes causar. El chimpancé calcula si vale la pena darte un manotazo o no.
En las relaciones internaciones en todo el mundo, ahora mismito al igual que ayer, esto es lo que ocurre. Como no cuesta a nada, voy a lanzar un brindis al sol (cómo me gusta esa expresión) o un tiro al aire. Las dos grandes potencias militares en el tablero de juego europeo, los Estados Unidos y Rusia, han pactado en la sombra. A pesar de que Estados Unidos gasta en el ejército ocho veces más que Rusia, el viejo oso es un rival temible por estar bien atrincherado en el continente y no repartido en todo el mundo, por poseer un tecnología absolutamente punta, por ser capaz de aceptar sacrificios en forma de bajas y por poseer armas nucleares suficientes para celebrar una inolvidable fiesta de San Juan.
Lo que preocupa más en USA y en los países OTAN, sobre todo a Francia, es el imparable avance del Estado Islámico, un hijo díscolo de los mismos EEUU como lo fue en el pasado reciente Al Qaeda. Uno debe ser cuidadoso cuando entrega una pistola a otro, no sea que un día la boca de cañón te apunte a ti. Allí, en Iraq y Siria, el caos es fenomenal. Con Turquía, miembro de la OTAN, apoyando hasta ahora al Estado Islámico (a través de Turquía venden el petróleo que nosotros consumimos), con Catar y Arabia Saudí financiando a dicho califato suní, que, observando la realidad, tiene posibilidades reales de asentarse, expandirse y crecer sin límites en el mundo musulmán. Un lío. Si se mira un mapa, las fuerzas del Estado Islámico van de la costa africana (Atlántico), pasan por buena parte de la ribera mediterránea, cruzan el Mar Rojo y llegan al Índico.
Por el otro lado están los chiíes de Iraq, apoyados por Irán, las desangradas fuerzas regulares sirias y los kurdos, aliados de USA pero enemigos de Turquía. Y a todo eso se suma una serie de actores secundarios como Jordania, Francia, Israel, Líbano, etc. Entre los pocos países que podrían dar un vuelco a la situación, está Rusia, con China detrás haciendo de contrafuerte al muro ruso. Rusia, aliada de Bashar Hafez al-Asad, tiene la capacidad de rearmar al régimen sirio e incluso de intervenir directamente. Es posible que la zona del norte de Siria controlada por los aliados de Francia, USA y Turquía, rebeldes “moderados” se quede como está. Al-Asad no tiene capacidad para tantas cosas. Ellos empezaron la guerra, con el aliento de Francia y Turquía, con la idea de controlar los yacimientos de gas sirios y los futuros, que se encuentran cerca de la costa. Ahora nos llegan las consecuencias, miles de refugiados. Como llegan de Líbia, una guerra temida por Italia, y auspiciada por Gran Bretaña y Francia para quedarse con los pozos de petróleo libios. En fin, las personas somos hormigas prescindibles en el tablero de este Juego de Tronos sin gracia.
Me temo que el pacto está hecho y quizá sea bueno. O no. Simplemente me baso en lo que creo. Los occidentales sacan a Ucrania de la bancarrota para que se queden quietos. Lo de Ucrania tiene mal arreglo. Es un país de oligarcas con la economía diseñada y enfocada hacia Rusia. La semi bancarrota será larga. Además, los partidos nazis ucranianos que aguantaron en el Maidán y sostuvieron el frente en el Donbass ahora preguntan aquello de qué hay de lo mío. Pronto, en Polonia y Alemania temerán más a los emigrantes ucranianos, que no tienen la culpa de nada, que a los T-14, Iskanders o del Sukhoi T-50 rusos. Turquía, con el pedazo noroccidental de Siria y vía libre para bombardear a los kurdos también se quedará contenta. Rusia, Irán y China aceptaran la partición de Siria. Arabia Saudí y Catar, que han jugado a apoyar al Estado Islámico y a hundir el precio del petróleo para quebrar las empresas de fracking  norteamericanas (para que sean rentables requieren precios Brent altos), quizá sean las que salgan, a la larga, en peor situación. Además, la guerra del Yemen no va como esas monarquías pretendían. Hundir las empresas de fracking norteamericanas no es algo que el gobierno y los lobbies de ese país vayan a pasar por alto.
Los chimpancés calculadores
Y con la situación más o menos perfectamente estabilizada dentro del caos, las mejores energías y fuerzas de la superpotencia, los USA, se podrán centrar en el tablero de juego que importa de verdad, el asiático. De hecho, creo que el mapa europeo empieza a no ser el de mayor peso. ¡Pobre, estúpida y vieja Europa!, con las guerras post-primaveras y en Ucrania no hemos hecho más que ahondar el hoyo de nuestra propia depresión.
Ya se verá. Quizá pronto en la prensa occidental se empieza a hablar no tan mal del régimen sirio, quizá se presente a Irán como una baza estable (de hecho Irán es uno de los pocos países árabes de verdad), quizá se ataque por tierra al Estado Islámico, quizá se deje de hablar de Crimea y de Putin y poco a poco se dirija nuestra atención hacia China y todas las barbaridades y atrocidades que ese país comete, y nadie más en el mundo comete, faltaría más. O no. En Asia es donde las grandes fuerzas convergen y donde uno se juega los cuartos. En las relaciones internacionales no hay buenos o malos. Hay malos y malísimos. Obvio, prefiero vivir bajo una bota norteamericana que bajo una bota esclavista china. Pero una bota es una bota.

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