Desde que los primeros reyes Borbones ordenaran en el siglo XVIII que se arbolaran las orillas de ríos y arroyos, los chopos han proliferado en la Sierra Norte. Dicen que por la rapidez de crecimiento, su adaptabilidad al terreno, sus características arbóreas, … Pero muchos creemos que se debe a que cuentan historias, a diferencia de los álamos blancos y negros que les acompañaron en sus inicios, por decreto real.
Anuncian el otoño (son los primeros que amarillean antes de perder sus hojas) y la primavera, jalean al ganado al son de sus hojas movidas por el viento, alimentan líquenes y hongos, alojan nidos de abejarucos y carpinteros,… y ofrecen una visión de su vitalidad (por la presencia de retamas y arbustos) y cuidado (por la abundancia de ramas y troncos caídos).
Cuando paseas los caminos cobijados bajo sus ramas se escucha el canto de los pájaros, la brisa y a ratos el silencio. Entonces comprendes por qué las choperas de la sierra son paraísos al alcance de todos que debemos preservar.Lar-ami
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