Revista Cultura y Ocio

Los colores del adiós

Publicado el 12 febrero 2022 por Rubencastillo
Los colores del adiós

Muchas de las personas que leemos (ignoro si todas) vamos buscando a través de los libros una voz que nos cautive. En ocasiones, descubrimos autores que nos dan un sonido agradable, o una estrofa musical bella, o una canción hermosa; pero nuestro empeño principal consiste, al menos en mi caso, en advertir y apresar (o ser apresado por) una voz, un modo de decir que nos resulte mágico, seductor, irrenunciable. Ese descubrimiento no siempre es absoluto, porque puede verse desmoronado cuando nos adentremos en la siguiente obra del autor; pero en ocasiones (cuánto esplendor entonces) acaece el milagro. Mis milagros se llaman Borges, Cortázar, Shakespeare, Galdós, Muñoz Molina, Menéndez Salmón y alguno más. No son demasiados, pero son siempres.

Ahora acabo de descubrir a Bernhard Schlink, e intuyo que podría incorporarse a la lista, si otros libros suyos me resultan tan embriagadores como lo ha sido Los colores del adiós, recién traducido por Juan de Sola y publicado por el sello Anagrama. Son nueve relatos donde se nos dibuja con una infinita belleza otras tantas ceremonias de despedida: el amigo que murió sin saber que el narrador lo había traicionado, por una causa conmovedora; la niña que crece y desprecia con absurda saña al hombre que la ha educado; el moribundo que desea entregar un objeto a su exmujer, antes de que la muerte lo diluya; el desconcertado esposo que se ve actualizando la historia de Lot; la mujer que, durante un veraneo, mantiene un idilio extraconyugal; el escritor mayor que comprende que la joven compañía de su amante no será eterna, porque el fluir del tiempo los separará… Magistral en la elección de los tonos y de los procedimientos narrativos, Schlink acaricia sus argumentos y los convierte en hermosas ánforas, donde la belleza brilla en cada línea, en cada palabra, en cada silencio.

“Cuando se ama, se necesita al otro para ser feliz, no para seguir viviendo”, nos dice en la página 213. Yo, aún con la emoción reciente de sus historias, me declaro conmovido por la literatura de este autor alemán, al que voy a seguir leyendo sin más tardanza.


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