Revista 100% Verde

Los colores muertos de Benetton

Por Cooliflower

10 de febrero de 2015

Benetton, la gigante Benetton. Muy grande: Distribuida en 120 países, con más de 6.500 tiendas. Factura dos mil millones de euros al año y no respeta a sus propios muertos.

El derrumbamiento del edificio Rana Plaza (Bangladesh), donde los italianos subcontrataban parte de la fabricación de sus prendas, dejó la escalofriante cifra de 1.134 fallecidos y mucha vergüenza internacional. Y Benetton se niega a pagar indemnizaciones. Lo más llamativo es que todas y cada una de las firmas presentes en la tragedia han aceptado compensar a las víctimas. Todas, salvo la marca italiana que pretende enseñar ética y realidad social.

La perversa ironía de esta historia es el contraste con la imagen de marca. Benetton se formó en la década de los sesenta para llenar de color los tejidos. ¡El mundo necesitaba ampliar su pantone! La diversidad de tonos se trasladó a sus polémicas campañas de publicidad, en las que vendía aceptación sexual, realidades truculentas y los famosos "póster" de pigmentación variada. Jóvenes asiáticos, blancos, negros, multi-étnicos, multi-guapos... todos juntos, abrazados y lozanos. Como el pic-nic eterno de los testigos de Jehová, pero en versión torso desnudo. Qué bonita es la igualdad racial, excepto cuando toca pagar salarios; entonces los tonos chocolate quedan mucho mejor manejando una máquina de coser, que agarrados a la cintura de una pelirroja anglosajona.

En Avaaz están recogiendo firmas, y están a punto de llegar al millón. Exigen responsabilidades y prometen una acción espectacular durante la semana de la moda de Milán.

En Bangladesh los muertos salen baratos, prácticamente gratis, aunque podemos hacerlos muy caros. ¿Contribuyes difundiendo esta información? Pintemos de color -granate, a ser posible-, el rostro de los directivos de Benetton.

Benetton: Menos publicidad, más realidad social.

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