LA VENGANZA ES EL SUEÑO DEL HOMBRE DESPIERTO de Aristóteles
Los coptos son los descendientes racialmente más genuinos de los antiguos habitantes de Egipto, y gracias a su lengua se logró interpretar los jeroglíficos. Afirman que fue San Marcos quien fundó su primitiva iglesia en el país de las pirámides. Y como religión cristiana humilde que es siempre me encontré sus pequeños templos en los lugares con más raigambre de países como Turquía, Israel, Grecia y por supuesto Egipto.
En la tierra de los faraones representan el 10 % de la población, y aunque muchos de ellos se manifiestan adiario en la plaza Tahrir seguramante no olviden que fue Mubarak el único que durante bastantes años los protegió. Es así, secularmente han estado sometidos por la mayoría musulmana y en numerosas ocasiones han visto sus templos incendiados (en la última ocasión una bomba en Alejandría ocasionó 30 muertos). Los coptos quieren un cambio democrático pero no olvidan y lo hacen muchos de ellos manifestándose a favor de Mubarak ante el temor de que se produzca en el país una islamización radical que les perjudique.
Constituyen junto con los Nubios una minoría importante (más de 7 millones) y se encuentran en Egipto desde antes de que en el sigloVII llegara la religión musulmana a sus tierras. A pesar de ello no tienen ninguna representación en los diálogos con el poder. Y esto es importante porque los acuerdos que allí se tomen se harán previsiblemente desde la óptica del mundo musulmán. Los coptos no olvidan que fueron radicales musulmanes quienes en numerosas ocasiones los acuchillaron, vejaron o destruyeron sus templos. Rezan con ellos en la plaza Tahrir, pero desconfían de que los Hermanos Musulmanes estén por una Constitución laica.
Escribo este artículo por el recuerdo de las veces que los vi en sus templos, por las ocasiones en las que recorrí sus barrios y sobre todo porque guardo en mi retina la primera vez que, en la parte vieja de Jerusalén, me los encontré paseando por de la Vía Dolorosa. Se lo debo.