Revista Cine
Ay mis idolatrados Coronas... Diecisiete intentos han tenido para hacer blanco de nuevo en mi corazón, pero lamentablemente sólo tres o cuatro lo han conseguido. Quizás su puntería no ha estado fina o tal vez los círculos que forman mi diana son cada vez más pequeños o se ponen menos a tiro que años atrás.Duele hacer mío el dicho "tiempos pasados fueron mejores", pero la realidad es que cada vez me cuesta más que sus vibraciones sonoras me transmitan las sensaciones que antes lo hacían casi de pleno. Y es que los Coronas evolucionan en su sonido como los buenos personajes de las grandes novelas, lástima que sigan empeñados en poner rumbo al sur mientras yo sigo mirando al oeste. Inevitablemente nuestros caminos se van separando de forma inexorable y la fidelidad ya no es la misma, aunque los lazos del pasado son fuertes y todavía se mantienen intactos, no pudiendo olvidar los grandes momentos vividos bajo el baile de sus guitarras.He leído por ahí que este disco doble suena a despedida; no lo creo yo así. Pienso que seguirán tocando juntos porque la banda es una piña fuerte difícil de dividir y ha costado mucho tiempo agruparla de forma estable. Mientras tanto, tengo un montón de grandes temas para recordar y disfrutar, y eso ya será para siempre.