Por Nicolás Cristoff
La Copa Libertadores ya tiene a sus cuatro mejores equipos. Peñarol y Cerro Porteño saldaron con victoria sus respectivos compromisos, ante Universidad Católica y Juaguares de Chiapas respectivamente, y en consecuencia ya quedó diagramado el cuadro de semifinales, instancia en la que el cuadro uruguayo enfrentará a Vélez y el conducido por Leonardo Astrada a Santos.
Sufrió Peñarol, seguramente mas de lo que hubiera merecido, pero a fin de cuentas terminó logrando la clasificación, anclado en su historia, marcada por la épica y la hazaña, y gracias a ese gol anotado por Fabián Estoyanoff seis minutos antes de la conclusión, cuando producto de los dos goles marcados por la Católica la serie se encaminaba a los penales.
Fue valiente el equipo uruguayo y jugó como si realmente no existiera esa ventaja de dos goles obtenida en el encuentro de ida disputado hace una semana en Montevideo. Salió decidido y esta iniciativa sorprendió al necesitado equipo de Juan Antonio Pizzi, puesto en aprietos muy pronto, a los 2 minutos de juego por Matías Corujo, inmediatamente después por Juan Manuel Olivera y más tarde por Matías Mier, a quien correctamente el arbitro Heber López le anulo su gol por haber introducido el balón con la mano.
Pasado el sofocón, Católica respondió. Comenzó a crecer el aporte de los laterales y volantes externos y la presencia en el área de Lucas Parto pasó a ser mucho más determinante.
Buscado permanentemente, el goleador fue fundamental como a lo largo de todo el certamen para el equipo chileno, aguantando el balón, pivoteando, convirtiendo y también asistiendo, tal y como logró hacerlo pasados los 15 minutos para dejar en posición de remate a Fernando Meneses, quien entrando vacío y en diagonal por la derecha ajustició a Sosa.
Ya en ventaja, el local se hizo de la iniciativa y siguió buscando, aunque fue perdiendo claridad con el correr de los minutos. Fue entonces que el partido perdió intensidad y las chances para ambos equipos ya no fueron tantas.
Transcurrido el descanso, fue nuevamente Peñarol el mejor de los dos. Sabia el conjunto de Diego Aguirre que un gol en condición de visitante y a esa altura del encuentro acababa con las ilusiones locales, por lo que nuevamente salió decidido a buscarlo, estando muy cerca de convertir primero por intermedio de Juan Manuel Olivera –su definición fue rechazada en la línea- y porsteriomente mediante un bombazo de Aguiar que devolvió el travesaño.
Lucia mejor parado y se encontraba más cerca del gol Peñarol, pero llegaría sin embargo el segundo gol de Universidad Católica, anotado a los 68 por el ingresado Roberto Gutiérrez con un remate desde afuera del área. Sin hacer más que su rival, el local ya había realizado gran parte del trabajo. La serie estaba igualada.
Comenzó a jugarse fuerte después. Los nervios se hicieron presentes y los minutos fueron extinguiéndose sin mucho por contar hasta que el reloj marcó los 86, llegó el centro desde la derecha de Aguiar, Garcés quedó a mitad de camino y Estoyanoff anotó el gol de la clasificación al tocar con su pierna derecha. No hubo tiempo para la reacción local y la locura “Manya” se desató por completo en San Carlos de Apoquindo.
Volverá a disputar la instancia de semifinales Peñarol y lo hará con toda justicia, veinticuatro años después de haberlo hecho por última vez, en 1987, cuando levantó la última de sus cinco Copa Libertadores.
El que al igual que Peñarol selló su pase fue Cerro Porteño de Paraguay, que en su estadio y ante mas de 30.ooo personas, venció por 1-0 a Juagares de Chiapas, con el que había igualado en uno en México.
Sin demasiada claridad, pero anclado en la voluntad y las ganas de seguir progresando de sus futbolistas, Cerro Porteño ejerció una clara supremacía en el primer cuarto de hora del encuentro, lapso en el que contó con un cabezazo de Mariano Uglessich y un tiro libre ejecutado magistralmente por Jonathan Fabbro, de aporte siempre interesante.
Transcurridos esos minutos, Juagares se acomodó. Ya no sufrió tanto en defensa y consciente de que necesitaba un gol para enderezar el rumbo de la serie, pasó a comandar las acciones, aunque no fueron muchas las situaciones con las que contó para marcar.
Parejo también fue el segundo tiempo, con ambos equipos repartiéndose el dominio e intentando sin suerte, hasta el gol anotado a los 72 minutos por Pedro Benítez, tras una salida en falso del arquero Villaseñor.
Miguel Martínez estrelló un cabezazo en el travesaño un minuto después y para Juaguares esa fue su ultima chance real de peligro para alcanzar los penales, ya que posteriormente fue poco lo que pudo hacer para contrarrestar el manejo del balón llevado a cabo por el equipo de Leo Astrada, quien alcanza su tercera semifinal de Libertadores en su carrera como entrenador, tras las disputadas con River en 2004 y 2005.