Parece una suerte de recurso mnemotécnico, todos nosotros recurrimos alguna vez a algún tipo de receta (mágica) o escenario de síntesis que nos permita reducir al mínimo la cantidad de neuronas que podemos ocupar en una tarea o ejercicio de cualquier índole.
Desde hace algunos días, años dirían algunos que me conocen, me he dedicado a escribir; pero no solo a practicar esa escritura que promueven los grandes gurúes del mercadeo o quienes al no tener nada que decir, lo escriben, en un estado de las cosas que todos nosotros terminamos por leer diciendo “eso es obvio” o “qué interesante”.
…escribo en la escuela -universitaria- pero escuela, trato de practicar la escritura en este microcosmos de la enseñanza y del aprendizaje llamado genéricamente “universidad”. Procuro ejercitarme a diario en este escenario siempre más prolífico que aquel que ocupa quien escribe para llenar bibliotecas, con gusto o no, conscientemente o no.
Quienes nos encontramos dedicados “con alma, vida y sombrero” al oficio de aprender y desaprender enseñando, reconocemos no sin cierta dificultad que podemos llegar a escribir mucho más que si nos propusiéramos consistentemente a escribir; si la tarea del profesor universitario fuera escribir un libro, ya con retroalimentaciones, correcciones, revisión de textos y elaboración de propuestas, instrucciones y toda clase de redacciones menos y más grandes, cada uno de nosotros, (o yo particularmente -me disculpa querido lector-,) tendría su propia Alejandría cada año; pero no es así, escribir libros y textos de biblioteca requiere de más elaboración por cuanto el lector es (más) impersonal y menos conocido. Escribir debería ser tan claro, visible y profuso como lo plantearía en su momento Belén…Pero volvamos con los decálogos: en las sesiones de clase, en las charlas, en las preparaciones que hallamos y encontramos en todo contexto de enseñanza-aprendizaje, incluidos los espacios de autoayuda y asesoría, no podemos dejar de cruzarnos con la necesidad o la oferta de numeraciones: los cinco consejos, los siete lugares, los tres más, los diez, los 20… Sea como lectores, atentos escuchas, escritores de papelito o de libro, lectores de periódico, pantallazo o encíclica, todos hallamos predilección por las numeraciones; aquí podría puntualizar, hallamos tan taquillero ir hacia las e-numeraciones como rondan los campos del e-learning o el e-commerce… aunque suene poco cuerdo.
Con esa consciencia de la síntesis que se logra con las numeraciones para distintos fines, y en el contexto de esta escritura que ya no solo va para alguien que aprende a aprender, sino que se plantea como guía de trabajo para didáctica de la docencia virtual, acogí esa idea de los diez elementos para introducir la lectura de materiales en línea.
De ese modo, y con un ánimo de réplica, aquí van mis diez recomendaciones para diseñar y aprovechar un material de aprendizaje en contextos de educación virtual:
”
Para acercarte a la lectura de este material no debes tener en cuenta lo siguiente; las cosas que no debes hacer son:
- Leerlo todo en un solo momento.
- Creer ciegamente en todo lo que se afirma como si fuera lo único y verdadero.
- Pasar por alto las preguntas que se formulan, a quién le interesa.
- Relacionar lo que se propone con tu vida cotidiana.
- Pasarlo por alto, con los foros y lo que los demás digan es suficiente.
En cambio, lo que sí debes hacer, te propongo, es lo siguiente:
- Tomarte el tiempo para avanzar pausadamente y siempre que puedas, buscar más información en internet.
- Reflexionar en cada párrafo, incluso criticarlo, eso te ayudará a pensar en por qué estás aquí.
- Contestar solo y acompañado en cada pregunta, ojalá por escrito, escribe todo lo que se te ocurra como respuesta a las preguntas y luego contrasta lo que piensas con lo que otros pudieron proponer, en el diálogo está la clave.
- No esperes a que el tutor te confirme o contradiga lo que pienses, si para ti el cielo es rojo, explora ágilmente los argumentos a favor y en contra, busca quién esté de acuerdo y quien no, y con respeto y comprensión ve siempre a favor de un nuevo conocimiento.
- Crea, colabora, construye, comparte y crecerás, incluso comenta este decálogo y ten en cuenta a su autor para compartirlo con otros en tus propias exploraciones.
Conecta, Critica, Colabora, Comparte, Argumenta, Agradece…
Atte. El autor de esta Cartilla
”
¿ Qué le colocaría a este decálogo, cuál es su úndécima recomendación?