Revista Opinión

Los derechos de la naturaleza

Publicado el 01 febrero 2012 por Vigilis @vigilis
Existen al menos dos estrategias aberrantes para afectar a los derechos del hombre. La primera, usar cualquier medio que afecte estos derechos: violencia, esclavitud, secuestro, censura... La segunda, poner al hombre al mismo nivel que otras cosas que no son hombres. Si un hombre es una rata, como decían los nazis, entonces será lícito tratarlo como a una rata: golpearle, matarle, etc.
Esta segunda forma, "resta" derechos al hombre. El efecto es similar si, a otras cosas, se les "suman" derechos para equipararlos al hombre. Salta a la vista que esto carece de sentido, pues sujeto de derechos es tan solo el hombre, en tanto es el único ente que puede cumplir con unas obligaciones impuestas y ejercer unos derechos que le son intrínsecos. Ni una rata ni una mesa pueden tener derechos, en tanto no son responsables de sus acciones ni se les puede exigir responsabilidades por sus actos.
Esto, que es muy básico, hace falta recordárselo a algunos. Por lo que leo:
  • Los derechos humanos individuales y colectivos deben estar en armonía con los derechos de otras comunidades de seres vivos de la Tierra.
  • Los ecosistemas tienen derecho a existir y seguir sus propios procesos vitales.
  • La diversidad de la vida expresada en la Naturaleza es un valor en sí mismo.
  • Los ecosistemas tienen valores propios que son independientes de la utilidad para el ser humano.
El establecimiento de un sistema legal en el cual los ecosistemas y las comunidades naturales tengan un derecho inalienable de existir y prosperar situaría a la Naturaleza en el nivel más alto de valores y de importancia. Sin duda esto tendrá como efecto directo prevenir los daños, repensar muchas actividades humanas cuyo coste ambiental es demasiado grande y aumentar la conciencia y respeto a los otros.
Me cuesta pensar que algo pueda tener valor en sí mismo, independientemente de su utilidad, pues eso contradice la propia definición de la palabra 'valor'. Nunca hubiéramos bajado de las ramas si no hubiéramos usado a la naturaleza en nuestro beneficio. Dudo que un australopetico fuera un malvado capitalista hiperdesarrollista: simplemente luchó por su supervivencia aprovechando su ventaja biológica y su capacidad de adaptación. El impulso primario que nos mueve a hacer uso de los recursos naturales, existe en relación directa a responder a nuestras necesidades.
Los derechos de la naturaleza
Más aún, cuanto más nos desarrollamos, menos "daño" hacemos a la naturaleza. Somos cada vez más eficientes en el uso de los recursos. Con el desarrollo también es cierto que nuestras necesidades sobrepasan el cubrir las carencias más básicas. Pero precisamente porque valoramos en función de la utilidad de las cosas, desde hace cuarenta años, reciclamos o reutilizamos, los productos que consumimos.
Solamente cuando no podemos valorar las cosas en función de la utilidad que tienen para nosotros, es cuando podemos usarlas "a lo loco". Es decir, cuando un monte "no es de nadie", a nadie le importa lo que suceda con ese monte. Cuando el mar de Aral tampoco es "de nadie", se le pude dar cualquier uso no eficiente sin que medie el cálculo coste-beneficio.
La utilización de los recursos, solo alcanza su máxima eficiencia en tanto es propiedad reconocible de alguien. El propietario, entonces, evaluará el uso que le pueda dar en función de sus necesidades.
Paradójicamente, este sistema, que es el que garantiza un mejor uso de los recursos naturales, es criticado por antidesarrollistas y vegetarianos en general. Pero esto no les importa a los violadores de la Pachamama: son los tontos útiles del extremismo político y cumplen su función asignada.

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