En el día de ayer se celebró el Día Internacional del Animal de Laboratorio. Recientemente, la UE ha aprobado una normativa por la cual todos los cosméticos que se vendan en la Unión deben estar libre de experimentación con animales. Esto es un paso en la cultura del respeto a los derechos de los animales, sin embargo hay otros casos en los que los animales, y más concretamente, los perros; son usados para (supuestamente) conseguir el beneficio del ser humano. Veamos cómo:
Uno de los casos más conocido es el de los Beagle, estos adorables perros son usados actualmente en la experimentación de nuevos medicamentos contra enfermedades: sufren los síntomas y dolores de las enfermedades estudiadas e inducidas en sus cuerpos para terminar muriendo. También son usados para fines menos “loables” como, por ejemplo, testar el humo del tabaco y probar su toxicidad. Algunas organizaciones de defensa de los derechos de los animales han organizadoliberaciones de Beagles clausurados en laboratorios de experimentación.
Otro caso lamentable y que, por suerte, no está muy extendido aun en Europa, pero sí en los Estados Unidos; es la moda de los llamados perros de diseño: nuevas razas que se crean a partir de otras dos puras como el LabraDoodle que es una mezcla de Labrador y Caniche. Esta moda que surgió a principios del Siglo XXI, se ha extendido rápidamente debido al alto precio que se paga por estos cachorros (casi el doble que uno de raza pura única) y por la novedad. El problema, aparte de la dudosa moralidad de generar perros al dictado de la moda, viene debido a que dada la rentabilidad económica, la mayor parte de estos “criadores” tienen fábricas de cachorros en las que cientos de madres dan a luz a miles de cachorros que satisfagan las necesidades del mercado sin respetar el bienestar de las perras ni de sus crías. Wallace Haven, el pionero en este “negocio”, vio como en 2008 le clausuraban el negocio por una denuncia de la Asociación “The Human Society”.
El debate sobre los Derechos de los Animales está abierto en nuestra sociedad: ¿es lícita la experimentación con animales sea cual sea el objetivo? ¿es posible un “bienestar animal” cuando se están induciendo enfermedades o incluso la muerte? ¿Es moral sacar rentabilidad económica de la cría salvaje de cachorros al dictado de la moda? El debate es complejo y lleno de matices. En cualquier caso, cuanta más información dispongamos y mayor sea nuestro conocimiento, mejor opinión podremos formar al respecto. He aquí mi pequeño granito.