ISBN: 9788426420251
Páginas: 736
Precio: 25,90 € /E-book: 15,99 €
Si pensamos en obras ambientadas en Egipto, seguro que nos vienen a la mente novelas sobre faraones, pirámides y jeroglíficos. Sin embargo, al hacer un repaso a la historia antigua de este país hay otro aspecto destacable: Alejandría, la gran fundación de Alejandro Magno, la ciudad de la localización estratégica y el clima privilegiado, la de la mítica biblioteca y el faro espléndido. Pero no solo fue apasionante en aquellos tiempos: la primera mitad del siglo XX, salpicada inevitablemente por todo lo acontecido en Europa, también tiene un gran interés. El escritor griego Dimitris Stefanakis (1961) lo sabe y por ello recrea todas las luces y las sombras de este lugar en Los días de Alejandría, su cuarta novela (la primera traducida al castellano), que viene avalada por cincuenta mil ejemplares vendidas en Grecia y el galardón francés Prix Méditerranée a la mejor novela extranjera de 2011.
El sabor de Alejandría
Hay libros que destacan por sus personajes, mientras que otros lo hacen por la acción o por el estilo narrativo. Los días de Alejandría no encaja en ninguno de estos grupos, pues su punto fuerte es la ambientación: Alejandría me ha parecido fascinante, con su cosmopolitismo, su mezcla constante de lenguas y su contraste con El Cairo, que a su lado tiene las tradiciones egipcias mucho más arraigadas. El autor ha conseguido recrear el lugar como un espacio único y apasionante en el que no faltan el bullicio y los asuntos turbios. Ninguna recreación de ficción me había transmitido una imagen similar salvo, tal vez, Tánger y Lisboa en El tiempo entre costuras, aunque en lo demás son historias con desarrollos bastante diferentes.En el contexto de esta Alejandría soleada y oscura, viven personajes tan astutos y misteriosos como la propia ciudad. En primer lugar, el griego Andonis Járamis, gran comerciante de tabaco, casado con una mujer con tendencia a la cleptomanía y cuyos dos hijos, Kostís y Majos, se hacen con su protagonismo a medida que avanza la narración. Al lado de Andonis, el libanés Elias Juri, un hombre enigmático que está al tanto de todo lo que ocurre en la zona. En medio de ambos, Yvette Santon, una mujer hermosa y valiente que lleva una doble vida.
La familia Járamis, Elias Juri e Yvette Santon son los protagonistas de Los días de Alejandría. A veces sus tramas se entrecruzan, pero lo frecuente es que los Járamis vayan por un lado e Yvette por el otro, con Elias picoteando por aquí y por allá, acorde con su papel. En algunos momentos he deseado que Elias Juri tuviera más peso, o mejor dicho, que el autor desnudara más su alma; tengo la sensación de no haber acabado de conocerlo del todo, aunque quizá eso mismo pretendía Stefanakis para mantener su atractivo. En cambio, los Járamis e Yvette me han llenado por completo: se alejan totalmente del tipo de protagonista que me embelesa (el perfil de «mujer contra el mundo»), pero aun así me he involucrado en sus vidas y ahora los veo como unos conocidos a los que tuve la oportunidad de espiar deliciosamente desde una mirilla.
Tiempos turbulentos
La acción comienza con la firma de un contrato a la que acuden Andonis Járamis y Elias Juri, con la aparición estelar de la bella Yvette. No obstante, me resulta imposible redactar una sinopsis decente de esta novela: son más de setecientas páginas, en la mitad se produce un cambio generacional y, en definitiva, no hay un único hilo argumental, sino que las tramas evolucionan y se reinventan a medida que la historia avanza. Este es otro de sus aciertos: captó mi interés en todo momento porque los temas principales van cambiando, los personajes crecen y el tiempo pasa. Sin lugar a dudas, Los días de Alejandría es una obra ambiciosa por lo mucho que intenta abarcar.Aun así, lo que sí puedo hacer es hablaros de aquellas cuestiones que se tratan con mayor profundidad. De entrada, quiero poner énfasis en el ambiente oscuro y turbulento, con lo que se tratan temas un tanto turbios, como el espionaje, la prostitución, el tráfico de antigüedades y otras perversidades. Además, contiene cierto grado de erotismo, más del gusto masculino que del femenino. Todo ello, narrado con un tono serio y elegante, repleto de interjecciones en francés e inglés en los diálogos, y con muchas cartas en la recta final. La prosa de Stefanakis me ha parecido evocadora, aunque me preocupa que quienes no dominen los dos idiomas mencionados se cansen.
Volviendo al argumento, a pesar de que la mayor parte de los hechos se desarrollen en Alejandría, la ciudad no estuvo aislada de los acontecimientos de la Europa de aquella época, de sobra conocidos por todos: la Primera Guerra Mundial, los años de entre guerras, el ascenso del nazismo. Por si fuera poco, el autor envía a los hijos de Járamis a Alemania, con lo que comprende más facciones del conflicto. Majos, el hijo bueno y responsable, se convierte en un firme defensor del nazismo, lo que, unido a su homosexualidad, lo convierte en la oveja negra de la familia. Kostís, el joven rebelde, toma otro rumbo. Considero que el contraste entre ambos hermanos (desde su carácter y apariencia hasta sus ideas políticas) es un gran acierto y da muchísimo juego en la novela.
En general, pienso que Los días de Alejandría gustará mucho a quienes estén interesados en la historia de la primera mitad del siglo XX y, en particular, en sus corrientes de pensamiento (nacionalsocialismo, comunismo). Incluso aparecen personajes que existieron, como Rudolf Hess (que además había nacido en Alejandría, detalle que desconocía). Me parece un libro interesante porque no solo se centra en los hechos, sino en las ideologías, tanto en la interpretación que hacen de ellas los hermanos (que las viven en directo) como en la forma de verlas desde la distancia, en Egipto.
Como podréis suponer, se da mucho peso a la Segunda Guerra Mundial, en especial en el último tercio (diría que hay tres grandes bloques: la existencia tumultuosa en Alejandría, los viajes a Europa y la influencia de la guerra). Aun así, la peculiar recreación de Dimitris Stefanakis hace que no se parezca a la típica novela sobre este conflicto, por lo que no hace falta ser un entusiasta del tema para disfrutarla. A modo de curiosidad, el autor también ha hecho un hueco para la guerra civil española; el trabajo de documentación y planificación para incluir tantos momentos históricos ha tenido que ser impresionante.
De puertas adentro
Pero no todo es política, ni mucho menos. Los Járamis, Elias Juri e Yvette son personajes que se ilusionan, que sufren, que se equivocan y se vuelven a levantar (o no). Al comienzo de la segunda parte se cita la famosa frase de Tolstói: «Todas las familias felices se parecen. Cada familia desgraciada es única», que desde mi punto de vista resume muy bien la esencia de las relaciones de esta novela. Entre los Járamis hay más desdichas que satisfacciones, pero todo está envuelto en ese halo de misterio (incluso de frialdad) que evita cualquier tipo de dramatismo. Como os decía antes, es un libro bastante distinto a lo que suelo leer; me gustan las historias familiares con ambientación histórica, pero rara vez me encuentro con este enfoque sombrío y tumultuoso.Elias, por su parte, es un enigma en sí mismo. Tal vez Yvette es la más optimista de todos, pues a pesar de los palos que se ha llevado conserva intacta su fuerza para luchar por aquellos a los que ama. Tengo la sensación de que se trata de un personaje hecho al gusto masculino (si lo leéis entenderéis por qué); aun así, me ha inspirado simpatía e incluso la he admirado por mostrarse tal y como es en estas circunstancias. También me encantaron sus conversaciones con Elias, esa química entre ambos.
Los acompañan muchos personajes más; tantos, que en ocasiones tuve que releer algunas líneas para no perderme. De todas formas, el esfuerzo merece la pena porque estas vidas no tienen desperdicio, el autor sabe encontrar los giros necesarios para que el interés no decaiga y, además, la evolución de todos me ha parecido coherente. No me gustaría perderme en el ambiente de la Alejandría de esta época ni querría como amigos a los protagonistas, pero como ficción me ha maravillado de principio a fin.
Conclusión
Amantes de la historia del siglo XX, de las tramas familiares, de los temas un tanto oscuros y de las ambientaciones singulares: esta novela es para vosotros. No es una lectura fácil porque abarca una gran cantidad de cuestiones, pero si encontráis el momento idóneo para leerla con calma estoy convencida de que os va a llenar tanto como a mí. Por ponerle una pega, para tratarse de una obra tan ambiciosa he echado de menos una prosa más literaria (aunque no olvidemos que la versión original es en griego y en la adaptación a una lengua tan distinta se producen cambios). También pienso que Lumen podría haber hecho un mejor trabajo de corrección: hay unas cuantas erratas y faltas en la puntuación, algo muy poco habitual en este sello.
Dimitris Stefanakis
En cualquier caso, los pequeños defectos que le veo no deben frenaros a la hora de adentraros en Los días de Alejandría. Si algo me llevo de este libro es sin duda la sensación de plenitud que me ha provocado desde la primera hasta la última página, ese sentimiento difícil de explicar pero que se identifica de inmediato al leer. Además, valoro todo lo que me ha enseñado sobre esta espléndida ciudad y su relación con los acontecimientos de Europa. En definitiva, hoy en día se publican pocas novelas tan completas e interesantes como Los días de Alejandría, así que si creéis que estáis entre sus lectores potenciales, no lo dudéis y dadle una oportunidad.