“Los domingos” confirma a Alauda Ruiz de Azúa como una de las voces más sensibles y lúcidas del cine español contemporáneo. Si su anterior filme, Cinco lobitos, ya había revelado su talento para observar lo íntimo con una precisión emocional casi quirúrgica, esta nueva película consolida esa mirada: serena, honesta y profundamente humana. Desde su arranque —aparentemente sencillo, casi cotidiano— la película se instala en un territorio de silencios, de gestos mínimos, de esos espacios donde lo que no se dice pesa tanto o más que lo que se pronuncia.
La trama arranca cuando Ainara (interpretada por la debutante Blanca Soroa), una joven brillante e idealista de 17 años, anuncia a su familia que quiere ingresar en un convento de clausura y abrazar una vida contemplativa. Este giro inesperado sacude la rutina del clan familiar: su padre (Miguel Garcés) intenta mantener el control, su tía Maite (Pilar López de Arnaiz) —atea, desencantada— ve esa decisión como una traición, y el resto de la familia se ve arrastrada al remolino emocional de esa vocación. Ruiz de Azúa evita el artificio y se adentra, con una claridad poco frecuente, en el territorio de las relaciones familiares y los vínculos intergeneracionales. Lo hace sin moralizar, sin buscar grandes clímax dramáticos, sino a través de una narración que confía en la inteligencia emocional del espectador. Los domingos habla de la fragilidad, de la culpa y del afecto que sobrevive al desgaste, pero lo hace con una contención admirable: todo parece dicho a media voz, como si la directora quisiera que el público completara lo que las palabras dejan en suspenso.
En ese sentido, uno de los mayores logros del film reside en su capacidad para dejar espacio al espectador. Frente a tantas obras que se empeñan en subrayar su tesis o dictar una interpretación única, Los domingos se atreve a ser ambigua, a dejar zonas de sombra, a confiar en la mirada ajena para completar el relato. Esa decisión convierte la experiencia en algo íntimo y participativo: cada quien puede leer la historia desde su propio lugar emocional.El guion, también firmado por Ruíz de Azúa, combina precisión y sutileza, aunque no está exento de ciertos momentos más esquemáticos, donde algunas conversaciones o giros aparecen demasiado guiados hacia una conclusión clara. En especial, cuando Ainara comunica su decisión, el embarazo del conflicto familiar se siente a veces más estructurado que orgánico. Algunos giros funcionan casi como piezas que deben encajar para cerrar una idea —más que como consecuencias naturales del desarrollo interno de los personajes—. Sin embargo, esos leves desajustes no empañan la solidez del conjunto, ni restan autenticidad al retrato emocional que propone.
El trabajo actoral es, sin duda, uno de los pilares fundamentales de la película. Blanca Soroa consigue una interpretación contenida, transparente, que transmite sin necesidad de subrayar. Su vulnerabilidad y su silencio expresan lo que el guion sabiamente calla. Pero es Pilar López de Arnaiz quien brilla con una madurez interpretativa deslumbrante: como tía Maite, encarna esa complejidad emocional que define la película entera. Entre ambas se construye una relación de espejos que articula el corazón del film.
En definitiva, Los domingos es una de las propuestas más delicadas y sinceras del cine español reciente. Su aparente sencillez esconde una enorme complejidad emocional; su contención formal, una intensidad latente. Puede que algunos diálogos se perciban demasiado guiados, demasiado conscientes de la idea a la que deben llegar, pero incluso ahí la película se sostiene por la veracidad de sus intérpretes y la claridad de la mirada de su directora. Ruiz de Azúa logra que el espectador salga del cine con preguntas, no con respuestas cerradas. Y eso, hoy, ya es mucho.
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- ##check## Lo bueno
- Las interpretaciones de Blanca Soroa y Pilar López de Arnaiz.
La sobriedad formal.
La confianza en el espectador unido a la sensibilidad y precisión emocional de Alauda Ruiz de Azúa. - ##times## Lo malo
- Ciertos pasajes del guion resultan algo esquemáticos o demasiado orientados a transmitir una idea, restando naturalidad a algunas conversaciones.
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- Ambientación 8.0
- Naturalista y coherente, con una atmósfera doméstica que transmite intimidad y verdad.
- Desarrollo de Personajes 8.0
- Profundos, coherentes y dotados de una humanidad palpable.
- Argumento / Guión 7.0
- Sólido y sensible, aunque con leves momentos de rigidez narrativa.
- Banda Sonora 8.0
- Emotiva y discreta, acompaña sin imponer tono.
- Entretenimiento 8.0
- A pesar de su tono pausado, mantiene la atención por la riqueza emocional que despliega.
- Montaje / Innovación técnica 7.0
- Sencillo y fluido, en perfecta sintonía con el tono del film.
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- Puntuación Total 8 / 10








