Revista Psicología

Los encuentros no son casuales

Por Ipiera68 @Iciar_Piera

diciembre 1, 2014 por Iciar Piera

Los encuentros no son casuales

Hoy llego tarde con el artículo del lunes pero, ¡es que me meto en unos berenjenales!

Mantener dos blog es una tarea que solo el que tiene uno realmente valora. El tiempo y el esfuerzo que supone, pero también la satisfacción y el disfrute de hacer algo que te gusta. Si alguien me pregunta porqué lo hago no sería capaz de darle una respuesta, ¡bueno, podría darle "mi versión", pero tampoco estoy muy segura de que esa fuese la verdadera razón! Quizás no haya una respuesta. ¿Por qué cantan los pájaros? :) ;)

Hoy empieza el mes de diciembre y he empezado un " Calendario de Adviento " en mi otro blog. Si alguien se apunta será bienvenido. Eso supondrá que quizás no llegue a publicar en este espacio como me gustaría, pero se hará lo que se pueda. :)

Bueno, vamos a la entrada de hoy. Realmente nunca se antes de empezar la semana que es lo que voy a compartir, pero todo se va dando de manera fluida. El texto de hoy pertenece a un pequeño libro que leí hace ya bastantes años y que ayer, a raíz de volver a ver la película "Serendipity", se me vino a la cabeza. Y ha sido curioso al volver a ojearlo, darme cuenta de que ¡está basado en las enseñanzas de Un Curso de Milagros! El libro se titula como la entrada de hoy, " Los encuentros no son casuales " y su autor es Kay Pollak (en internet lo podéis encontrar fácilmente). Vamos allá...

Ah, y estar atentos al blog las próximas semanas, porqué tendremos una sorpresa. :) ;)

TODO AQUEL AL QUE CONOZCO EN MI MAESTRO

He descubierto que ésta es una verdad absoluta.

Tengo algo que aprender de cada persona que conozco.

¿Puedes señalar a una sola persona que conozcas de la que no tengas nada que aprender?

En mis relaciones con los demás este punto de vista básico es liberador. ¡Tengo algo que aprender de cada encuentro con otra persona!

Con esta actitud, cada encuentro se vuelve más apasionante, gratificante y placentero para ambos.

Haz la prueba de leer de vez en cuando, en voz baja, este pensamiento:

Tengo algo que aprender de cada encuentro con otra persona.

Imagina que ningún encuentro es casual. ¡Imagina que todo aquel al que encuentras es enviado con un propósito!

La primera vez que me topé con esta idea mi reacción fue de duda.

"Imposible", pensé. "¿Quién podría concertar todos esos encuentros?".

Pero gradualmente comencé a poner a prueba esa idea y, de una manera notable y tangible, se volvió más gratificante empezar a andar por la vida con ese pensamiento.

Una gran cantidad de encuentros, tanto con conocidos como con extraños, se tornaron más fascinantes para mí. ¡A veces casi embriagadores! No puedo decir que lo pienso permanentemente, pero:

Sólo imagina que todo aquel al que encuentras es enviado con un propósito.

Comienzo a pensar y a creer que es así. La vida se hace más divertida y cobra sentido con ese pensamiento.

Si miras hacia el pasado, verás que cada persona que conociste - todas y cada una de ellas - ha contribuido con lo suyo para que te hayas convertido exactamente en quien eres hoy. Nadie ha tenido tanta importancia en tu vida como aquellos con los que te encontraste de distintas maneras. Sólo ellos y nadie más.

¿Por qué no intentas pensarlo? Tómalo con calma. Vive con ese pensamiento por un rato.

Sólo imagina... Todo aquel al que encuentro es enviado con un propósito.

Puedo aprender de los demás y voy a hacerlo.

Todos han sido enviados a mí para que practique.

***Texto extraído del libro: " Los encuentros no son casuales " Kay Pollak

El Curso de Milagros nos recuerda que todo encuentro en un encuentro santo y que no existen las casualidades:

"Los que tienen que conocerse se conocerán, ya que juntos tienen el potencial para desarrollar una relación santa. Están listos el uno para el otro." "El nivel más simple de enseñanza aparenta ser bastante superficial. Consiste en lo que parecen ser encuentros fortuitos: el encuentro de dos supuestos extraños en un ascensor "por casualidad"; el niño que sin mirar adonde va se tropieza con un adulto "por accidente"; dos estudiantes que "de pronto" se encuentran caminando juntos a casa. Estos encuentros no ocurren al azar. Cada uno de ellos tiene el potencial de convertirse en una situación de enseñanza-aprendizaje. Quizás los dos supuestos extraños en el ascensor se sonrían el uno al otro; tal vez el adulto no reprenda al niño por haber tropezado con él, y tal vez los estudiantes se hagan amigos. Es posible, incluso en el nivel de encuentro más fortuito, que dos personas pierdan de vista sus intereses separados aunque sólo sea por un instante. Ese instante será suficiente. La salvación ha llegado." Un Curso de Milagros

"Cuando te encuentres con alguien, recuerda que se trata de un encuentro santo. tal como lo consideres a él, así te considerarás a ti mismo. Tal como pienses de él, así pensarás de ti mismo. Nunca te olvides de esto, pues en tus semejantes o bien te encuentras a ti mismo o bien te pierdes a ti mismo." Un Curso de Milagros


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