Revista Ciencia

Los engañosos límites del crecimiento

Publicado el 09 febrero 2010 por José Luis Ferreira
Los engañosos límites del crecimiento
Es totalmente imposible crecer indefinidamente en un mundo limitado. Si, además, el crecimiento es exponencial, aunque la tasa sea de un mero 2% anual, la imposibilidad es todavía mayor.
Si cada año consumimos un 10% más de hierro, empezando por una tonelada el primer año, tardaremos unos seis siglos en consumir todo el hierro del planeta, incluso si cada año se recicla todo el hierro usado el año anterior. Recuérdese el caso del ajedrecista y el emperador. Al 10% de crecimiento anual, el consumo de hierro se dobla cada 7,5 años, aproximadamente. Con 10 veces que se doble el consumo, estaremos multiplicándolo por 1.000 (en realidad será un poco más: 210=1.024); con otras 10, por un millón, otras 20 alcanzan el billón y 40 más el trillón.
En ochenta doblamientos, que se dan cada siete años y medio, es decir en 600 años, se alcanza el cuatrillón de toneladas. Con 2x1024 toneladas de hierro (dos cuatrillones) en la tierra, núcleo incluido, acabaremos en el siguiente doblamiento, cuando hayan pasado 7,5 años más. El crecimiento exponencial es imposible.
Así, pues, no podemos crecer indefinidamente a una tasa positiva. ¿Cierto?
No tanto. Hemos supuesto que el crecimiento se refiere al consumo de materias primas. El crecimiento económico no tiene por qué implicar crecimiento en dicho consumo. Decimos que un país crece cuando el valor de lo producido un año es mayor que el valor de lo producido el año anterior. La producción no es la extracción de materias primas, sino la combinación de éstas es los distintos materiales y productos que constituyen los bienes que acaban consumiéndose. A esto hay que añadir toda la producción no material, como las obras literarias, las clases magistrales, los informes de consultoría, la descripción de nuevos inventos y técnicas,… que no son más que combinaciones de palabras u otro tipo de símbolos y, por lo demás, se almacenan en soportes que al final son combinaciones de materiales.
Cualquier ordenador actual tiene mucha más capacidad de cálculo y ofrece muchos más servicios que los primeros ordenadores habidos y, sin embargo, usan mucha menos materia y energía.
La combinación de los distintos materiales permite un crecimiento mucho mayor que la acumulación de materiales y las combinaciones posibles de los materiales son un número enorme. Aunque sólo una pequeñísima parte de las combinaciones sean útiles o presenten una mejora sobre la obtenida anteriormente, no hay razón para pensar que las hayamos agotado todas antes de que se acabe el sistema solar o el propio universo conocido.
Las combinaciones posibles de los materiales de la corteza terrestre son trillones de trillones de… (repítase esto un trillones de veces) … de trillones. Y me quedo corto. El crecimiento continuo está gobernado por la función exponencial, que crece muy rápido, pero el número de combinaciones está gobernado por la función factorial, que crece más rápido todavía. Para sostener el crecimiento a una tasa positiva deberíamos ser capaces de obtener una combinación de materiales que nos dé un incremento sobre la obtenida el año anterior, y este incremento debe ser una tasa constante hasta el final del sistema solar. Tal vez se nos acabe la inventiva o hayamos agotado las combinaciones útiles, pero el conjunto de combinaciones no ofrece, a priori, un límite al crecimiento.
No podemos crecer cada año a una tasa positiva en metros cuadrados de casa, ni en número de coches, ni en kilos de comida, ni en obras de teatro estrenadas, ni en energía consumida, ni en cantidad de modelitos que estrenar, ni en progenie,… ; pero sí podemos crecer casi indefinidamente en mejores diseños y en productos más eficientes y con más prestaciones. Por lo menos mientras el sol dure.
También nos podemos quedar estancados. Es otra opción.

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