Revista Opinión

Los escritos irreverentes (Mark Twain)

Publicado el 15 diciembre 2013 por Miguelmerino

Los escritos irreverentes

Hay un rincón (en realidad es una mesa) en mi librería favorita, donde se muestran algunas joyas literarias editadas por pequeñas editoriales con muy buen gusto: Impedimenta, Navona, Brosquil, etc. En esa mesa puedes encontrar pequeñas antologías poéticas; relatos breves; novelas cortas; ensayos biográficos; artículos; escritos curiosos; etc., todos ellos de escritores que podemos encuadrar dentro de la categoría de clásicos. Pues en esta mesa encontré este delicioso libro de poco más de ciento cincuenta páginas, titulado Los escritos irreverentes y firmado por Mark Twain, autor entre otras obras de: Las aventuras de Tom Sawyer, Huckleberry Finn y Un yanqui en la corte del rey Arturo, y editado por Impedimenta. Este libro consta de tres partes bien diferentes, que sólo tienen en común la temática religiosa.

La primera: Las cartas de Satán desde La Tierra. Se trata de una serie de misivas que Satán envía, a sus amigos los arcángeles, desde La Tierra, donde está en misión de investigación de la raza humana. Como es de suponer, las cartas están llenas de burlas constantes hacia Dios. Se trata de once cartas llenas de humor, sarcasmo y a pesar de todo, mucho sentido común. Las cartas se leen con cara de Risi (gracias Ana), no se te cae la sonrisa de la cara salvo para reír a mandíbula batiente:

“… Es decir, que el ser humano, igual que nosotros, los inmortales, sitúa la relación sexual muy por encima del resto de los placeres, ¡pero la ha dejado fuera del Cielo! La sola idea del sexo le excita; la oportunidad de practicarlo lo enloquece. En semejante estado es capaz de arriesgar la vida, el honor, todo – hasta ese Cielo suyo tan peculiar – para aprovechar la ocasión de alcanzar el clímax. Desde la juventud hasta la mediana edad, hombre y mujeres aprecian la cópula por encima de todos los demás placeres juntos, pero sucede lo que os vengo diciendo: no lo han incluido en el Cielo, donde la oración ocupa su lugar.”

La segunda: Los apuntes de la familia de Adán. Se trata de fragmentos de los diarios de Matusalén, Eva y Sem. Narra algunos pasajes bíblicos contados por estos personajes, con el mismo sentido del humor. En el caso de Matusalén, aprovecha para tratar el asunto del diluvio (qué también trata en las cartas de Satán) con mucho ingenio. Con Eva aprovecha para hablar sobre las primeras sensaciones que aprendió el hombre. Eva se denomina a sí misma y a Adán como científicos y van descubriendo poco a poco las distintas leyes de la naturaleza. Hay un pasaje hilarante sobre como les llega la leche a las vacas. El diario de Sem es para mi gusto el más flojo de todos, seguramente porque como se indica en el prólogo, Twain lo dejó sin terminar. Pretendía servirse de este diario para hacer una sátira del diluvio, pero eso lo resolvió ya en las cartas de Satán. Lean un fragmento de la Autobiografía de Eva:

“Nuestro primer hallazgo científico memorable fue la ley según la cual el agua y los fluidos semejantes caen cuesta abajo y no cuesta arriba. Fue Adán quien lo descubrió. Pasó días y días haciendo sus experimentos en secreto, sin decirme nada, pues quería estar absolutamente seguro antes de hablar. Yo sabía que su intelecto colosal estaba trastornado por algo de gran importancia, porque su reposo era intranquilo y se agitaba mucho al dormir…”

Y la tercera y última parte: Carta desde el cielo. Se trata de una carta que un ángel funcionario dirige a un empresario carbonero poniéndole al día sobre su contabilidad moral. Es una auténtica joya de carta, escrita con un divertido estilo funcionarial. No cuento nada porque me parece mejor llegar a ella sin ningún dato previo.

En definitiva, un divertido libro para regalar o regalarse lectura en estas fechas, sin caer en la tan inmensa como ridícula lista de best seller de cada año.

Nota: Al ir a registrarlo en mi biblioteca, me acabo de dar cuenta de que está editado en 2010, así que a lo mejor no es tan fácil conseguirlo, aunque hoy en día, con internet, casi todo está localizable.


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