Un proyecto de vida truncado
En Portobelo Daniel asiste a talleres en el Centro de Día y los viernes acude al centro de formación que la fundación tienen en la calle Campo de los Mártires para un curso de informática. Allí coincide con Alberto, de 37 años. Los primeros brotes de la esquizofrenia se dan en hombres jóvenes y también es su caso. Alberto sintió las primeros crisis cuando estudiaba segundo de Economía. «Tuve que dejar los estudios, comenzar la medicación y estar hospitalizado un tiempo», explica a Sevilla Solidaria. La vida, también en su caso, tuvo que frenarse justo cuando empezaba a encauzarla. Ahora sigue en casa de sus padres y cada día se siente mejor. Además de acudir a los talleres de formación, es lateral izquierdo en el equipo de Faisem que compite desde hace tres años en una liga contra jugadores de otros dispositivos de Salud Mental de Sevilla.El apoyo para estos sevillanos es fundamental y las actividades de ocio y deporte suponen una forma de recuperar las relaciones sociales y en muchas ocasiones, contar con amigos de nuevo. «La principal dificultad que tienen es el rechazo», indica Silvia Maraver, gerente de Faisem, «hay quien incluso prefiere ocultarlo a la hora de buscar trabajo». Al igual que Daniel, la mayoría «tiene que abandonar sus estudios, enfrentarse a un estigma, se aíslan, pierden amigos... y así lo van perdiendo todo». Esta circunstancia hace que se vayan creando barreras invisibles que dificultan el acceso al empleo o un alquiler.Rechazo social
Pero con medicación, el apoyo adecuado y la mirada abierta de la sociedad, su integración sería mucho más fácil. «Con un tratamiento pueden llevar una vida totalmente autónoma», indica la gerente. «El problema se da cuando rechazan el tratamiento al principio, ya que los pequeños efectos se aprecian, y eso puede ir deteriorando. Hay personas con esquizofrenia que pierden la ilusión, tienden al aislamiento y el rechazo social no ayuda». Las ideas equivocadas sobre la esquizofrenia o la bipolaridad -las dos enfermedades mentales más estigmatizadas- llevan a pensar que son violentos, impredecibles o que no pueden asumir responsabilidades. «Y no es así. Además, ellos no tienen discapacidad intelectual, como erróneamente se cree, y pueden desempeñar su labor en un empleo perfectamente», añade la gerente, «su mayor dificultad se puede dar en las relaciones con los compañeros, pero para eso está el apoyo de nuestros profesionales»Además de los programas residenciales, los talleres ocupacionales y el ocio, Faisem da una gran importancia a su programa de empleo. «El trabajo dignifica y permite la independencia y la integración, tenemos una empresa social en cada provincia que suponen más de 800 empleados en Andalucía, e intentamos también la incorporación en la empresa ordinaria, siempre con nuestro apoyo». En el mismo edificio de la calle Campo de los Mártires, trabajadores atienden a personas con enfermedad mental para orientarles a la hora de confeccionar un curriculum o realizar una entrevista de trabajo.Futuro esperanzador
Pablo, de 36 años, tiene un derivado de la esquizofrenia y le gustaría trabajar en un oficina «de algo relacionado con el diseño gráfico o la fotografía». Con esa idea en mente acude todos los días a los talleres de empleo. «Además, he tenido prácticas profesionales con otros cursos a través de la Junta de Andalucía como administrativo y conserje». Daniel, que vive con sus padres, se apunta a todas las salidas culturales que organizan desde Faisem. Si miran al futuro, Alberto sueña con tener un trabajo de administrativo o en el campo de la contabilidad, que era lo que estudiaba cuando su proyecto de vida frenó de golpe. Por parte de Daniel, sólo pide, «seguir así de bien, teniendo la cabeza entretenida, si no tuviera todas estas actividades con Faisem estaría en mi casa, solo, dándole vueltas y así más de uno acaba en el hospital».Fuente: sevillasolidariahttp://elmundotlp.blogspot.com/es