Los extraños

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Lo que más le gusta de viajar es ver otras realidades, imaginar otros mundos. Le encanta sentarse en una terraza y ver la gente pasar, imaginarles una vida, unas circunstancias. Ver cómo van vestidos, cómo se comportan. Y, si desfilan de a dos, por sus gestos y sus besos, determinar su grado de amor. Su chico y ella le llaman el juego de las parejas. Una forma de matar el tiempo pseudosociológica cuando el nivel de estrés es rayano a cero.

Por el comportamiento de los extraños, tienen que determinar cuánto tiempo llevan juntos. Un gran indicador de amor son las autofotos. Pueden pedirle a un tercero que la haga pero no lo hacen. Prefieren ser ellos. Ponerse muy juntos. Da igual que se vea el fondo. Estrenar sonrisa, a cada foto. Hacerse mil. Reír. Comprobar el resultado catastrófico. Ahora sólo se ve un ojo. Ahora una oreja. Y vuelta a empezar. Y a reír. Y a besar. Hagan la prueba de voayeur en cualquier lugar saturado de turistas. Los adoptaría a todos.

Llevan años jugando a las parejas en sus viajes por eso le ha sorprendido tanto la exposición “The Unknow”, de Sandra Sasera. La muestra premiada por l’Espai d’Art Fotogràfic parte precisamente de ese concepto: jugar a imaginar la vida de los otros, de los desconocidos, de los extraños.

El resultado es inquietante. Las instantáneas fueron tomadas a desconocidos de Nueva York que no sabían que estaban siendo inmortalizados y en todas ellas subyace una soledad abracadabrante. Personas concebidas como fotogramas incompletos que necesitan de la visión, del estado de ánimo del espectador, para conformar la película completa.

La exposición de La Nau arranca poniendo al visitante contra las cuerdas, enfrentándole a su propio reflejo, haciéndole reflexionar sobre qué dirían las fotografías de él si le observara cualquier otro desconocido… Mirar la vida pasar, es la mejor forma de reflexionar sobre la propia.