Revista Cultura y Ocio

Los gays feítos también van al cielo

Por Gaysenace

Los gays feítos también van al cieloPor Luis Eduardo (México)
Mi nombre es Luis Eduardo, tengo 22 años y soy gay.  En este momento estoy viviendo una de las mejores experiencias de mi vida, pero ¿quieres saber cómo llegué a este momento?
Pues la historia es la siguiente:  más que hablar de toda mi vida o hacer una biografía, te contaré los momentos que me han hecho aprender y aceptarme como gay.
A los seis años descubrí que algo en mí era distinto en comparación a otros niños, no sabía lo que era bueno o era malo. A esa edad un niño no conoce el término de la palabra "homosexual", pero yo sabía que la manera en que me sentía con las niñas y los niños era distinta.  Me encantaba dibujar pero yo tenía que hacerlo a escondidas porque en mi casa decían que los hombres no podían dibujar corazones y eso es lo que a mí me gustaba.  En ese instante comprendí que para algunas personas, los niños y las niñas tienen que comportarse de distintas formas.  Entonces comencé a vivir durante los siguientes años tratando de ocultar mis gustos y preferencias.
Se supone que la infancia es lo que nos define como seres en el futuro.  No culpo a mis compañeros de la escuela por sus burlas y humillaciones que me hicieron vivir, pero sí culpo a la sociedad machista e intolerante que no supo cómo explicarles que yo merecía ser tratado de una buena manera, sólo por el hecho de ser una persona.
No quiero causar lástima con esta historia, al contrario, quiero que los jóvenes que están pasando por una situación parecida, aprendan a decir no y a quererse tal cual son, para que no tengan que pasar problemas emocionales.  Yo no sólo tuve que sentirme mal por creer que eso no estaba bien, sino que también descubrí que mis amigos y las personas de mi comunidad gay, me demostraban homofobia.
La imagen que tengo actualmente no es la misma de hace 10 años. Al ingresar al ambiente me di cuenta que los rechazos que alguna vez sentí por no ser lo que los demás esperaban, lo estaba volviendo a sentir, pero esta vez por no ser bonito, por no saber vestir, por que mi apariencia no era la de un gay nice.  Todos los rechazos y discriminación que sufrí al entrar al ambiente gay me hicieron ser la persona insegura y depresiva que ahora soy.
Con el transcurso del tiempo, me acepté como gay a mí mismo y ante mi familia, porque me di cuenta que a este mundo se viene para ser feliz, no estoy aquí para darle gusto a los demás, creo que todo pasa tan rápido que no vale la pena pensar en lo que la gente espera de mí.  Sin embargo, al ser un joven inseguro, y con falta de apoyo, cometí muchos errores.  Precisamente esa es la razón por la cual estoy aquí.
Para demostrarle a todos los adolescentes inseguros que no tienes que ser bonito o consumir drogas para formar parte de un grupo y sentirte aceptado. Eso no te dará la felicidad, lo digo por experiencia propia.
Si yo puedo hacer que las nuevas generaciones no pasen por lo mismo que yo, intentaré todo porque así sea.  Lo único que me queda por decir es que todos los triunfos se inician con un sueño.  Por eso nunca dejo de soñar, es por eso que nunca debes permitir que las demás personas te hagan creer que no puedes hacer algo, mientras creas en ti, puedes llegar hasta donde quieras.
Hoy comparto mi historia esperando que todas las personas que se sientan identificadas conmigo, crean en sí mismos y nunca dejen de soñar.  Hoy, a pesar de mis inseguridades y temores, creo en que todo lo puedo lograr y por eso escribo esto.

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