Cuando Benedicto XVI se convirtió en el primer pontífice en dimitir luego de casi seiscientos años muchas teorías e ideas conspiratorias vinieron a la mente de más de alguno, tanto creyentes, expertos como escépticos y seculares.
El shock de que un papa renunciara se fue superando poco a poco gracias al sucesor del papa alemán: un argentino, simpático y aparentemente humilde papa con raíces italianas; pese a ello, el verdadero por qué de la renuncia de Joseph Ratzinger seguía sin responderse.
Junio de dos mil trece -el domingo nueve-, el año de dos papas, respondió, sin querer, uno de los aparentes motivos -reales- de la renuncia del papa teólogo.
Reflexión y Liberación, un website de noticias religiosas chilenas, hizo pública la memoria destinada a los participantes a una reunión privada con el papa latinoamericano el seis de junio, dos mil trece.
En ella se rescatan algunos puntos, palabras para ser precisos, atribuidas al papa Francisco de la reunión del pontífice con la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosas y Religiosos en una sesión de preguntas-respuestas con el líder católico.
Lo curioso de la plática, que no fue prevista para hacerse luego de conocimiento público, fueron todas las palabras que el comunicado atribuyó al Santo Padre, aunque luego del escándalo -por un tema principalmente- tuvieron que salir, la Confederación de Religiosos, a decir que lo que dicen que dijo el papa es lo que recuerdan los participantes y no las palabras textuales del papa jesuita.
Por su parte, la Oficina de Prensa del Vaticano también salió a la defensa del pontífice al argumentar que no tenían nada que comentar ya que la reunión tenía tilde de privada.
Lo simpático del hecho es que aunque oficialmente no se aceptaron como literales las palabras del pontífice Radio Vaticana en su informativo diario rescató, como si de un discurso se tratara, las palabras de la reunión omitiendo, claro, el tema polémico.
¿Y qué dijo, o se dice que dijo, el papa Francisco?
Podría mencionar todo, o esbozos de la charla hecha pública en Internet -y reseñada en Radio Vaticana- pero procuraré centrar mi atención a lo que da título a éste post y que, ventajosamente, el informativo omitió.
Se habla del lobby gay, y es verdad, está ahí... hay que ver qué podemos hacer....
Fue de ésta oración de la que todo el planeta habló. Éstas palabras generaron que los religiosos, su presidente, salieron a retractarse. Fueron éstas lineas las que ocasionaron el comunicado de Lombardi -vocero de prensa de la Santa Sede-. La aceptación del lobby gay supuestamente por parte del Papa fue lo que premeditadamente el Vaticano, su radio oficial, prefirió no referir -pese a que todo lo demás de la charla privada se rescató-.
¿Por qué?
Porque desde hacía mucho tiempo, a mediados de los primeros cuatro años del papado alemán, se oía mucho de homosexualidad dentro de las paredes vaticanas; oficialmente la Iglesia no ve con buenos ojos a los gays y, aunque no rechaza a los católicos homosexuales -solo les pide la castidad- los aspirantes a curas no tener tendencia gay.
Y es por eso que un Lobby Gay Vaticano causa mucha conmoción, intriga y curiosidad.
El papa Ratzinger logró de cierta manera disipar los rumos y, aunque nunca se fueron las murmuraciones, su papado estuvo más ligado a controversias como la eutanasia, el aborto, sacerdotes pedófilos y otras religiones -la relación con ellas- que con curas homosexuales habitantes de Roma.
Luego vino Vatileaks, ése escándalo que quiérase o no mermó la salud de Benedicto XVI e influyó en gran medida en la decisión de renuncia del pontífice alemán.
Todavía en su cargo el papa que renunciaría mandó investigar el origen de la filtración y, se dice, le prepararon un grueso libro que a la postre vería su sucesor con los resultados.
Roma siempre, desde luego, negó la acusación pero la idea -cuajada desde antes, fortalecida en Vatileaks- de que altos mandos -cardenales, obispos- del Vaticano sean homosexuales de clóset pero activos genera impacto en los fieles y en ajenos; y más porque los mismos que la anatemizan públicamente a los gays practican relaciones sexuales con varones.
Papa Francisco, según el discurso publicado, aceptó la existencia del lobby gay pero no se limitó a ello, dentro de éstas palabras atribuidas a su persona, se rescata:
La reforma de la Curia es algo que pedimos casi todos los cardenales previo al Cónclave... Yo también la pedí...
Pero lo siguiente no cayó del bien a todos:
... no la puedo hacer yo -la reforma- ... esos temas de gestión... nunca he sido bueno en eso... hay una comisión de cardenales encargados de eso.
Es bueno, evidentemente, que la Iglesia Católica Romana reconozca que su Curia, su gobierno, necesita una reforma aunque eso de que no todos los cardenales -la quieren, la pidieron- no deja de sonar incómodo pero si es una mayoría, a la larga y con un líder condescendiente y afín a la reforma, puede tomar buen curso.
Lo malo: que él no se encarga de ella.
Es cierto, Bergoglio es líder de los católicos, una figura pública y, desde luego, un Jefe de Estado... son muchas cosas, de entrada, como para ponerse más peso pero la carga de una reforma, por la urgencia de la misma, tendría, al menos en teoría, que ser liderada por él.
Con lo que Jorge Mario admite -según los religiosos- se corrobora el hecho de que éste papa es más para calmar a las masas -fieles- que para hacer algo relevante teológicamente hablando-su primer encíclica, por ejemplo, será un anexo del borrador que Ratzinger le entregó en la primera visita al Palacio de Castelgandolfo del argentino-.
Ojalá que el gobierno compartido entre un papa para el pueblo -Francisco-, un papa teólogo -Benedicto XVI- y un senado mundial -el Colegio Cardenalicio-, el catolicismo sino retoma el liderazgo de antaño, al menos, sea coherente con lo que predica y viven sus más obvios representantes.
La imagen la obtuve de Flickr.