Buena parte de los viajeros que
llegaron hasta las islas Canarias en los años posteriores a su conquista en el
siglo XV, hablaron en sus escritos sobre la presencia de lagartos, de aspecto
primitivo y tamaño gigantesco. Algunos de estos animales casi mitológicos aún
sobreviven en los lugares más recónditos de nuestras islas.
Hembra de Lagarto Moteado de Tenerife (Foto: Juan José Ramos Melo/Birding Canarias)
Hace varios miles de
años atrás llegaron hasta las islas Canarias, provenientes del norte de África,
diferentes especies de reptiles. Estas llegadas se produjeron en grandes
troncos de árboles y amasijos de vegetación que flotaban en el océano, navegando
entre las corrientes marinas tras ser arrastrados por las abundantes lluvias
que se producían en las zonas boscosas de las cuencas de los actuales ríos
Drâa, Souss y Massa en la costa del actual reino de Marruecos.
Tras la llegada
azarosa durante largos periodos de tiempo de miles de estas balsas de vida, los
reptiles sufrieron el aislamiento en estos territorios oceánicos, que nunca estuvieron
unidos al continente. Algunas de ellas, las más fuertes, evolucionaron adaptándose,
diferenciándose de sus orígenes hasta generar especies únicas exclusivas de las
islas. De este modo llegan hasta nuestra actualidad un total de 16 reptiles
terrestres, en su totalidad endémicos del Archipiélago Canario, salvo el Perenquén
de Boettger (Tarentola boettgeri) que
vive también en el cercano archipiélago de Salvajes. Un total de cuatro lisas o
eslizones, cuatro perenquenes o geckos y siete lagartos forman la fauna de
reptiles conocida que viven en las islas.
Algunos lagartos al
llegar a las islas se adaptaron a las nuevas condiciones que les brindaban las
islas, sin presencia de depredadores, con el paso del tiempo aumentaron su
tamaño hasta alcanzar una considerable talla, pareciendo verdaderos gigantes.
Varios de ellos llegaron hasta nuestro tiempo generando mitos y leyendas entre
los colonos que llegaban tras la conquista de las islas.
“Las aguas son buenas y hay gran cantidad de
animales, a saber, cerdos, cabras y ovejas. Y se encuentran lagartos grandes
como un gato, pero no hacen ningún daño y no tienen ningún veneno” escribió el caballero gascón Gadifer de La Salle
en su versión de la historia de la conquista de las Islas, alrededor de 1407,
describiendo El Hierro, isla donde hábitat el más famosos de los reptiles canarios:
el Lagarto Gigante de El Hierro (Gallotia
simonyi). Esta especie fue redescubierta y rescatada del olvido en la Fuga
de Gorreta, en los años setenta, tras haber sido exterminada en el Roque Chico
de Salmor por las masivas recolecciones por parte de coleccionistas y
expediciones científicas de los museos europeos en la primera mitad del siglo
XX. En la actualidad podemos disfrutar de su belleza en las instalaciones del
lagartario del Poblado de Guinea, donde mantienen varios ejemplares en
cautividad para ser observados por los visitantes.
Macho adulto de Lagarto Gigante de El Hierro (Foto: Juan José Ramos Melo/Birding Canarias)
El Lagarto Gigante de
La Gomera (Gallotia bravoana) fue descubierta
en el año 2000 por miembros de la Universidad de La Laguna, capitaneados por D.
Aurelio Martín y D. Manuel Nogales. Es probablemente uno de los reptiles más
amenazados del plantea, del que sobreviven unos pocos ejemplares en libertad
fruto de los esfuerzos de conservación que han realizado desde el lagartario de
Valle Gran Rey.
Una especie exclusiva
de la isla de Tenerife es el Lagarto Moteado Canario (Gallotia intermedia), que recibe su nombre por la presencia de unas
pequeñas motas a lo largo de su cuerpo. Puede alcanzar algo más de 40
centimetros de longitud total. Descubierta recientemente por el desaparecido
naturalista D. Efrain Hernández y el ornitólogo D. Manuel Siverio, pasó
desapercibida hasta finales de los años 90 habitando en los lugares más
inaccesibles del oeste de la isla. Sobreviven al parecer algo más de un millar
de ejemplares.
Macho adulto de Lagarto Moteado de Tenerife (Foto: Juan José Ramos Melo/Birding Canarias)
El Lagarto Canarión (Gallotia sthelini) es el más grande de
los reptiles que habitan las islas, exclusivo de la isla de Gran Canaria, aún
es abundante en buena parte de las zonas abiertas y de cultivos, a pesar de la
gran presión y degradación que han sufrido algunos territorios. Posee un
aspecto muy primitivo que hace recordar a seres mitológicos o pequeños
dinosaurios, algunos machos, los más viejos, lucen en su garganta una amplia
marcha de color naranja - amarillento que les de una bella distinción.
Macho adulto de Lagarto Canarión (Foto: Juan José Ramos Melo/Birding Canarias)
Uno de los enigmas
del estudio y observación de los reptiles en las islas, es la dudosa existencia
de un lagarto de grandes dimensiones en la isla de La Palma, descrita con
restos óseos aparecidos en varios yacimientos ha sido denominado por el
herpetólogo D. José Antonio Mateo y otros científicos como Gallotia auaritae. En la actualidad existen dudas sobre su posible extinción,
existiendo solamente una foto de mala calidad como evidencia de su actual supervivencia.
Menor suerte corrió Gallotia goliath, un lagarto que pudo superar el metro de longitud, descubierto por
el insigne naturalista canario D. Telesforo Bravo a mitad del siglo XX, y del
cual sólo se conocen huesos y otros restos hallados en varios yacimientos
paleontológicos de Tenerife. Al parecer sirvió de alimento a los aborígenes que
habitaron las islas, fue extinguido para siempre posteriormente a la conquista
tras la introducción de gatos, perros y otros animales por parte de los colonos
llegados del continente. En la actualidad se puede observar expuesta al público
en el Museo de la Naturaleza y el Hombre de Santa Cruz de Tenerife una replica
del mismo y algunos de los restos fósiles encontrados en diferentes yacimientos
como muestra de lo que fue el mayor de los gigantes de las Hespérides.