Tal y como ilustra la siguiente selección de películas, no son pocas las veces que el mundo del cine ha retratado los años cincuenta estadounidenses como una época idílica de pulcras áreas residenciales, jóvenes ansiosos por acudir al baile de graduación y una atmósfera reacia al cambio que se produciría en la década posterior. Sin más dilación, a continuación una serie de títulos ambientados en este período (pero rodados posteriormente).
Hace 25 años que Regreso al futuro hizo historia, convirtiéndose en una de las pocas películas perfectas que nunca aburren a los espectadores, por muchas veces que la hayan visto. En la trepidante historia que proponía, el joven Marty McFly viajaba en el tiempo hasta el momento en que se conocieron sus padres, en 1955. Además de paradojas temporales, como heredero de la cultura popular de los 80 Marty causó estragos y creó escuela para los filmes venideros.
Un año después de su estreno, el director Francis Ford Coppola estrenó una película de planteamiento paralelo: Peggy Sue se casó. En ella, el personaje de Kathleen Turner se veía misteriosamente transportado al pasado para revivir su último año de instituto. Entretenida comedia, ofrece una curiosa visión acerca de lo poco que valoramos lo que tenemos hasta que lo perdemos, además de que cuenta con la participación de unos jovencísimos Nicolas Cage, Jim Carrey y Sofia Coppola.
Poco más de una década después Pleasantville dio una vuelta de tuerca a la imagen de los años 50 que estas películas ofrecían. Escrita y dirigida por Gary Ross (guionista de Big), esta original y emotiva historia en la que dos hermanos se ven atrapados en una serie de televisión nos invita a reflexionar sobre el miedo a lo desconocido, el racismo y la falta de libertad (con impagables guiños a Matar un ruiseñor y Cadena perpetua). Por si esto fuera poco, esta pequeña gran película puede presumir de la banda sonora compuesta por Randy Newman y de las carismáticas interpretaciones de Tobey Maguire (pocas veces estuvo más inspirado), Reese Whiterspoon, Jeff Daniels, Joan Allen o William H. Macy.
Después del éxito de la sensacional La Milla Verde, Frank Darabont tuvo el valor de adentrarse en el período que hoy nos ocupa con la que quizá sea su película más olvidada: The Majestic. Con la caza de brujas y los ecos de la Segunda Guerra Mundial como telón de fondo, el filme narra cómo un guionista amnésico es confundido por otro por los vecinos de un apacible pueblo, quienes intentarán ayudarle a recuperar su identidad. Aunque tenga sus altibajos, hay que destacar la labor de Jim Carrey (en uno de sus escasos e impresionantes papeles dramáticos) y la planificación de secuencias que quitan el aliento, como la de la apertura del cine.
A lo largo de su filmografía han diseccionado distintos aspectos de la sociedad estadounidense, por lo que los hermanos Coen no podrían fallar a la hora de sumergirse en los años 50 con 'El hombre que nunca estuvo allí'. Como es característico en sus trabajos, plantean hasta qué punto la avaricia, el dinero y la infidelidad destruyen a quienes se dejan llevar por ellas, afectando en este caso a un apacible peluquero de pueblo que se ve envuelto en una situación que le supera. La habitual Frances McDormand, James Gandolfini y Scarlett Johansson acompañan al atribulado protagonista de Billy Bob Thorton.
No querría terminar sin hacer referencia a la divertida película de animación Planet 51. Estrenada hace apenas un año, da la vuelta a las invasiones alienígenas y nos presenta a un astronauta terrícola que aterriza en un planeta extraterrestre habitado por seres verdes análogos a la sociedad norteamericana de lo década que nos ocupa.
Esta serie de ejemplos demuestran que la ambientación de una historia influye considerablemente a la hora de reflexionar acerca de temas específicos, justo como sucede en el caso de los años 50 norteamericanos, predecesores de la época de profundos cambios sociales que estaba a punto de llegar.