Revista Cine

Los idus de marzo (2011), de george clooney. el candidato perfecto.

Publicado el 01 abril 2012 por Miguelmalaga
LOS IDUS DE MARZO (2011), DE GEORGE CLOONEY. EL CANDIDATO PERFECTO.
¿Existen los políticos honestos? Cuando yo era estudiante y alguien me hacía esta pregunta, no dudaba en responder que sí. Opinaba que la política era una profesión como cualquier otra y que debía estar compuesta de gente de toda condición. Ahora ya no soy tan idealista: sigo pensando que sin duda hay gente honesta trabajando en estos menesteres, pero sin duda nunca llegarán a las cimas de su profesión. Hay tantos poderosos intereses rondando al poder que es inconcebible que quien llega a saborear el mismo no haya tenido antes que ensuciarse de lodo en mayor o menor medida.
En esta inteligente película de Clooney, él mismo interpreta a un candidato que opta a ser el elegido para representar al Partido Demócrata en la carrera presidencial estadounidense. A primera vista parece el hombre perfecto: un gran comunicador que tiene respuestas para los retos a los que se enfrentan los Estados Unidos en la actualidad, el típico hombre de familia que encandila a los votantes, siempre dispuestos a dejarse manipular, aunque en esta ocasión (para deleite para los que nos gustaría que ciertos asuntos se normalizaran en aquel poderoso país) quien pretende ser presidente no es alguien especialmente religioso. Ni siquiera Obama, que seguramente es ateo en su fuero íntimo, ha podido sustraerse de la obligación de aparecer como alguien devoto.
Pero sólo basta con rasgar un poco la piel de un hombre para asomarse a sus debilidades, que en este caso no tienen que ver con el poder o el dinero, sino con el sexo. Y el descubrimiento de una debilidad conlleva enseguida el uso de la mentira. Y la mentira engendra corrupción. Un círculo vicioso que explica a la perfección esta película, cuyo mayor acierto es ser minimalista, lo cual realza la tragedia del homo politicus: al que sus seguidores no le exigen que sea perfecto, pero sí que de la apariencia de serlo. Me recuerda todo esto a la tragedia del pobre Bill Clinton, que organizó unos absurdos bombardeos en Irak para tratar de desviar la atención del vergonzoso (aunque el sentido común me dice que estas cosas debieran quedar siempre en el ámbito de lo privado) escándalo con cierta becaria. Debilidades humanas que, en manos de personas con un poder desmesurada, pueden tener consecuencias trágicas.

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