[7/10] Con “Los idus de marzo” George Clooney entra en campaña para dar su personal tiro de gracia a la clase política, y de paso levantar acta sobre la falta de integridad que invade cualquier tiempo electoral. Son las primarias en el Estado de Ohio, y Stephen Meyers es asesor de Paul Zara, director de campaña del gobernador demócrata Mike Morris. Los sondeos están muy ajustados, y se hace necesario conseguir el apoyo del senador Thompson… que se ofrece al mejor postor que pueda alcanzar la Casa Blanca y pagarle entonces sus servicios. Promesas, confesiones, sonrisas y una estudiada puesta en escena se mezclan con errores de estrategia, filtraciones, traiciones y extorsiones… en un escenario donde lo público y lo privado van de la mano, y donde todo parece servir si con ello se consigue el objetivo marcado. Así son las cloacas de la vida política, capaz de transformar al individuo hasta despojarle de toda su dignidad.
Aunque no faltan sutiles puyas hacia la causa republicana, Clooney prefiere centrarse en la campaña del partido demócrata para elevarse por encima de las ideologías y hablar de la corrupción de la persona humana, para certificar la lucha salvaje que se da cuando peligra la propia cabeza o el sillón ocupado. En ese momento, no existen los amigos y sí los compañeros de partido… que lo son también de ocasión. Se les exige confianza y sinceridad… pero abunda la cizaña y la zancadilla, a no ser que esté en juego el propio futuro y entonces sea oportuno hacer piña. Se habla mucho de lealtad y servicio… pero las puñaladas están a la orden del día y la ética se aparca por momentos. Es el reino de la ambición de poder para unos individuos insaciables, del desliz e infidelidad con la becaria de turno por parte de quien deberá llevar las riendas del país. Es una carrera hacia la presidencia en la que se dejan cadáveres por el camino, y en la que la madurez política va asociada a la pérdida de conciencia moral y al aprendizaje en la mentira. Ese es el mundo podrido retratado con pesimismo y de manera implacable por Clooney, ante el cual el espectador procura mantenerse distante para que no le amargue tanta mezquindad ni le invada tanto escepticismo.
Como ya hiciera en “Buenas noches, y buena suerte”, Clooney parte de un guión muy medido e inteligente, de precisos y rápidos diálogos, donde un discurso sólido se completa con una evolución dramática interesante a partir de la sobriedad interpretativa y de puesta en escena. Poco a poco, la red de chantajes y favores va conformando un tupido y turbio entramado, donde algunos son abocados a tomar decisiones en las que no creen por salvar el puesto y otros a lanzar un órdago para ver si el rival entra al trapo y se pone a sí mismo la soga. Los personajes están muy bien construidos y la narración de la historia resulta tan ágil y nítida como sucia y embrollada es la trama política que muestra. Sin duda, ayudan las magníficas interpretaciones de un reparto de lujo encabezado por el propio director, pero donde el peso lo lleva un gran Ryan Gosling al que hace poco vimos en “Drive”, sin desmerecer del siempre convincente Philip Seymour Hoffman o de las breves pero frescas apariciones de Paul Giamatti, Evan Rachel Wood o Marisa Tomei (como siempre en el cine de Clooney, los periodistas se llevan la palma).
De este thriller político nos quedan algunos momentos con planos llenos de fuerza y significado, como esas primeras imágenes en que se ensaya la gran mentira del espectáculo electoral, o el cierre de la película con el mismo rostro de Stephen pero ahora transformado e inexpresivo, de mirada escéptica y corrompida que clausura la verdad de lo ocurrido. Entre medias, un plano muy plástico de los encargados de la campaña -en tamaño reducido- con una gran bandera americana al fondo, o una dramática historia que no acabó bien… porque la joven Molly había elegido mal a su candidato. Sintomática por el contraste que supone es, por otra parte, la escena en que el gobernador Morris charla con su mujer en el coche… única en que vemos a la persona y no al político. Con todo, Clooney hace una buena adaptación de la obra teatral “Farragut North” de Beau Willimon, que supone además un nuevo ejercicio de compromiso del cine… aunque la arena política se manche de sangre y cinismo.
Calificación: 7/10
&En las imágenes: Fotogramas de “Los idus de marzo”, película distribuida en España por Universal Pictures International Spain © 2011 Cross Creek Pictures, Exclusive Media Group, Crystal City Entertainment, Smoke House y Appian Way. Todos los derechos reservados.
Publicado el 11 marzo, 2012 | Categoría: 7/10, Año 2012, Críticas, Hollywood, Politico, Thriller
Etiquetas: Beau Willimon, Buenas noches y buena suerte, Drive, Evan Rachel Wood, George Clooney, Los idus de marzo, Marisa Tomei, Paul Giamatti, Philip Seymour Hoffman, política, Ryan Gosling