Rastro dejado por la explosión sobre Cheliábinsk en 2013. La protuberancia (hacia la derecha) indica dónde se produjo la explosión. Crédito: Alex Alishevskikh.
Cuando se trata de rocas espaciales pequeñas que estallan en la atmósfera de la Tierra, no todos los días son iguales. Dos científicos descubrieron que, contrario a lo que ellos mismos pensaban, dichos eventos no son aleatorios, y estas explosiones pueden ocurrir con más frecuencia en ciertos días.
Los objetos más grandes pueden sobrevivir a un viaje a través de la atmósfera de la Tierra relativamente intactos, pero muchos cuerpos más pequeños se fragmentan a gran altitud, a veces con una enorme explosión de energía.
Los investigadores usaron datos de sensores diseñados para detectar pruebas nucleares, entre otras fuentes, para identificar explosiones aéreas con una energía equivalente o mayor a la liberada por un 1 kilotón. Entre los años 2000 y 2013, identificaron 33 de esos eventos (incluyendo el del asteroide que estalló sobre Cheliábinsk, Rusia, en febrero de 2013). De aquellos eventos, hubo nueve pares de estallidos –o explosiones aéreas– que ocurrieron con un día de diferencia o menos, informan los investigadores. Hay una probabilidad de menos de 2% de encontrar nueve de estos pares en una muestra aleatoria, señalan.
Los datos también muestran 16 pares de eventos que ocurrieron con tres o menos días de diferencia, lo que para una muestra aleatoria se esperaría, estadísticamente, solo el 2,2% de las veces; un número de coincidencias que simplemente es demasiado alto para ser resultado solamente del azar, sostienen los investigadores. En vez de ocurrencias aleatorias, muchas grandes explosiones podrían resultar de colisiones entre la Tierra y corrientes de escombros asociadas a pequeños asteroides o cometas.
Los nuevos resultados pueden ayudar a los astrónomos a estrechar su búsqueda de objetos en órbitas peligrosas para la Tierra, sugieren los investigadores.
El estudio “Recent multi-kiloton impact events: are they truly random?” fue publicado en la edición del 1 de enero de 2015 de Monthly Notices of the Royal Astronomical Society: Letters.
Fuente: Science News