Revista Infancia

Los instintos del bebé, parte 2

Por Celia Garabaya @britishbubbles

bebé con instintosSeguro que en muchas ocasiones te has preguntado como unos bebés tan indefensos como son los humanos. Pueden sobrevivir durante los primeros meses de vida. Todo tiene una explicación y la naturaleza es muy sabia. Durante millones de años, hemos estado evolucionando. Y guardando toda la información que hemos considerado necesaria para la supervivencia en nuestro código genético para poder trasmitírselo a nuestros descendientes. Así se crearon los primeros instintos naturales, responsables de la supervivencia del ser humano tras los años. Seguimos con más instintos vitales para los bebés. En la primera parte, vimos los instintos más importantes en nuestra vida.

Los instintos.

A continuación tienes algunos de los reflejos que todos los seres humanos tenemos programados en nuestro cerebro, para garantizar la supervivencia de la especie.

Instinto del moro

Es otro de los instintos que tenemos desde el vientre materno. Además, es una de las primeras pruebas que se le realiza a todos los bebés recién nacidos. Es muy curioso, ya que es el único miedo que tenemos de forma innata al nacer. El resto de miedos, serán debidos a algo aprendido por nuestras propias experiencias.

Lo vemos como un sobre salto a un estimulo de caída. Y lo probamos con los bebés, poniéndolo boca-arriba en una superficie blanda y agarrando sus manitas o brazos. Le levantamos un poquito de forma que se esté incorporando. Y de repente le soltamos un poco para que parezca que se cae unos centímetros. El bebé de forma instintiva va a reaccionar moviendo los brazos para evitar la caída. El reflejo viene en 3 fases.

  1. El estimulo de dejarle caer.
  2. Primer movimiento de los brazos para agarrarse a algo.
  3. Segundo una vez que tiene algo, tirar hacia el mismo. Para sujetarse.
  4. Estos movimientos van seguidos por el llanto. Ya que la situación le produce un miedo.

Es una de las principales pruebas que se realizan en todos los bebés. Ya que es una buena forma de encontrar algún problema en el funcionamiento del cerebro del bebé. Como decíamos los bebés lo presentan desde la semana número 34 del embarazo. Y es desde el quinto mes que pasa a ser algo más voluntario, dejando de ser un instinto natural.

Instinto de repulsión.

Es totalmente diferente a cualquiera de los que habíamos visto antes. Aunque durante muchos siglos ha sido muy importante en la especie humana, ahora no nos es tan útil. Pero aun así seguimos manteniéndolo en nuestra genética.

Consiste en sentir una repulsión o asco hacia cosas en concreto. Lo que nos hace huir de ellas. Viene a raíz de todas las experiencias ya vividas por el ser humano en sus millones de años de existencia. Habiéndose almacenado toda esa información con los años en nuestro código genético. Así conseguía que en muchos casos supiéramos que plantas eran venenosas desde el mismo nacimiento para evitarlas. Podemos encontrar algo similar por ejemplo en las personas intolerantes a la lactosa. En muchos casos, cuando han estado tomando leche y sentándoles mal durante un tiempo. Nuestro cerebro coge una repulsión hacia la leche. Pudiendo sentarnos mal incluso la que no tiene lactosa. Solamente sugestionándonos.

Actualmente no nos es muy útil en nuestras primeras fases y de forma innata. Ya que serán los demás los que se ocupen y se preocupen por el recién nacido. Según vamos aprendiendo, la repulsión y el asco será de una forma más consciente. Aunque siempre tendremos las nauseas que no podemos controlar ante algunos estímulos, en muchos casos aprendidos y en otros innatos.

Instinto del paso

Algo que nos diferencia de los mamíferos, es nuestra forma de andar. El momento en que nos pusimos de pie. Lo que nos permitía tener las manos libres para utilizarlas en todo momento. Además de divisar nuestro alrededor con otra perspectiva. Es más complejo

el reflejo del paso
andar sobre dos pies que sobre las cuatro extremidades. Y para ello nuestro cerebro viene totalmente preparado.

Desde el nacimiento, los niños tienen un reflejo, que será el encargado de ayudarnos en el duro trabajo de andar. Y al igual que el del moro. Los médicos probarán enseguida si el bebé cuenta con éste reflejo. La prueba es muy sencilla. Tan solo tenemos que sujetar al bebé de los brazos. E ir bajándole, hasta que las puntas de sus pies toquen con el suelo. El bebé al notar el contacto, de forma involuntaria, empezará a mover las piernas como si fuera a andar. Avanzando un pie, y después el otro. Evidentemente, aun es muy pronto para andar. Pero será esto lo que conseguirá que empiece a dar sus primeros pasos.

Una curiosidad, es que alrededor de los 6 meses, desaparecerá el instinto durante un tiempo. Para volver más adelante cuando el bebé esté alrededor de los 8 o 9 meses. Aunque como el resto de reflejos será de una forma más voluntaria. El reflejo, habrá conseguido estimular y dar a conocer al niño los movimientos que tiene que hacer para poder andar. Aunque el aprendizaje final para caminar, es mucho más consciente. Podemos decir que el reflejo, lo que hace es facilitar el trabajo al bebé.


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