Revista Música
Querida mamá:
El tiempo que vivimos juntos fue, sin saberlo, un intercambio musical en el que cada uno hizo su parte. Tú poniendo tus éxitos de nueva ola y música romántica todas las mañanas mientras nos preparabas el desayuno. Despertar con la hora Inka Cola, la rotativa del aire y un vaso de Quáker con leche. Mochila, lonchera, beso, presta atención, pórtate bien y que tengas un lindo día. Eperar la movilidad y al colegio.
Por mi parte, saltar en la sala y darle vueltas a la mesa de centro sacudiendo la cabeza y tratando de achuntarle a las letras ininteligibles de quien haya sido el gritón que estaba sonando en el Aiwa por aquellas épocas.
Es inevitable pensar en ti cuando por mi camino se cruza alguna canción como esta o aquella. Y lo bueno de todo es que el tiempo me enseñó a quererlas y apreciarlas como verdaderas joyas de mi juventud. Gracias, mamá.
P.s. El Aiwa sigue funcionando aunque la lectora ya se fregó, lo he conectado a la compu cosa que cargo la música desde ahí.
a mamá en su día...