Revista Insólito

Los leones del Congreso y su curiosa historia

Publicado el 19 octubre 2011 por Losplatoscomoojos @platoscomoojos

Los leones del congreso y su curiosa historia.

A mediados del siglo XIX, 1850 para ser más exactos, tuvo lugar la inauguración del Congreso de los Diputados y con ella la colocación de dos farolas flanqueando su entrada principal. Sin embargo, inadecuadas a la distinguida visión de los parlamentarias pronto se vieron abocadas a su forzosa sustitución. Ahora, una alternativa estética y de rápida ejecución debía ocupar su lugar. Para ello, se acordó como solución la presencia de dos estatuas y el servicio del escultor Ponciano Ponzano como responsable de su inmediata ejecución. Si bien, la pésima situación económica por la que atravesaba el país, en aquel momento, obligaron al artista a optar por la devaluación de los materiales, es decir, a utilizar yeso y pintura para simular al real bronce que se debía utilizar. Materiales endebles, de los cuales el clima pronto dejó al descubierto las miserias con unos leones deteriorados y funestos con tan sólo un año de antigüedad. El metal volvió a ser, en consecuencia, la nueva solución a tratar. Unos nuevos leones fundidos en bronce, cuyo presupuesto se pidió a Ponzano, serían los definitivos estandartes de las cortes. No obstante, el elevado precio establecido por el escultor tiraron por tierra cualquier tipo de acuerdo o negociación. Otro artista, esta vez: José Bellver, estaría al cargo del proyecto. Una pareja de leones de piedra y de tamaño reducido, más parecidos a perros rabiosos que a fieros felinos, resultaron ser la desastrosa solución al problema. Vendidos tuvieron que ser.

Los leones del congreso y su curiosa historia.
Pero, lo bueno no se hace esperar y ahora es de verdad cuando se pone de manifiesto la " tradición chapucera" tan proclive en nuestro país. El cóctel perfecto de eterna decadencia y sobrado orgullo nacional, estaban a punto de aparecer. Los políticos incapaces de resolver el embrollo, otorgan al ejército la total responsabilidad del asunto.
Ponzana, estaría al cargo de su supervisión y cañones incautados en la Guerra de Marruecos como trofeo de guerra (no teníamos un puto duro para comprar bronce original) serían la materia prima para su realización ( a falta de pan buenas son tortas, dirían algunos).
En 1865, bautizados como Daoíz y Velarde (Benavides y Malospelos, para los oriundos), por fin los colosales felinos fueron culminados. Y aunque algún que otro parlamentario, no falto de razón y dotado de exquisita moral, esgrimía sus recelos a mantener dos figuras que se identificaran con el congreso al estar elaboradas con piezas de guerra. En breve, claudicaron y enterraron unos válidos argumentos, garantizando de esta manera su pervivencia e idéntica colocación hasta la actualidad. 


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