Revista Cultura y Ocio

Los liberados hombres de Jones

Publicado el 29 septiembre 2016 por Noemi Megustamibarrio @megustamibarrio

Uno llega a la sala pensando que por fin ha llegado la película definitiva sobre la Guerra Civil Americana (1861-1865). O un nuevo ángulo desde el que comprender la dolorosa emancipación de los esclavos negros. O cualquier otra historia de época en la que, al menos, Matthew McConaughey despliega su talento. Error. La cinta tiene una magnífica fotografía, un realismo perturbador y un aire de documental que se disfruta en los filmes históricos. Y ya.libres01

Los hombres libres de Jones, dirigida por Gary Ross (Los juegos del hambre, Seabiscuit, Big), plantea una estructura que pasa de atrevida para convertirse en confusa. Newton Knight, granjero de conocidos claroscuros, deserta del ejército confederado para crear una guerrilla que lucha contra la Confederación desde dentro. Baptista primitivo blanco de aires mesiánicos, crea a su alrededor un nuevo Estado dentro del Estado de Misisipí, fundamentado en una serie de principios religiosos con repercusiones políticas. Entre ellas, el necesario igualitarismo de toda obra sobre la emancipación. Entre medias, un puñado de breves flash forward que plantean que, cien años después de los hechos del Condado de Jones, los negros no son tan libres como parece.

Los mimbres están claros. Hombre blanco religioso que salva a un pobre rebaño de apáticos esclavos negros de la tiranía de las clases dominantes también blancas. Por el camino, el mesías McConaughey ilumina al pueblo liberado: los esclavos aprenden a leer la Biblia, a utilizar las herramientas del futuro (mosquetes y rifles Springfield), participan de pantanosos banquetes con los blancos, se convierten en granjeros y terminan compartiendo cama con ellos.

los_hombres_libres_de_jones_cartel

Una historia tan floja puede salvarse gracias al protagonista. Pero la fe en McConaughey tiene sus pequeñas crisis. La cinta de Ross es una de ellas. La historia arranca con muy buen tono realista y un personaje sólido que promete mucho más de lo que, al final, entrega. No es la clásica pérdida de la inocencia de las war movies, si no un maduro despertar de la conciencia de un hombre cínico. El problema es que, conforme avanzan los minutos, McConaughey pierde protagonismo en favor de los detalles sobre la construcción del Estado libre de Jones, las artes de pesca de los negros en los pantanos o sus problemas para votar en las elecciones post Guerra Civil.

Si a esta disolución del personaje principal añadimos la introducción de escenas ambientadas en los años sesenta del siglo XX que interrumpen el desarrollo de la trama, nos topamos con un atrevimiento que confunde al espectador. Como herramienta para elaborar la moraleja de la película es buena, pero como artificio narrativo resulta algo confuso. Por no hablar del maniqueísmo de los personajes, que afea esa zona gris que es el verdadero territorio del Knight histórico: libertador y bandido sin escrúpulos, según las fuentes.

Newt (Matthew McConaughey) and his men (including Mahershala Ali) storm the Deason house

No obstante, cabe destacar varios detalles del largometraje que hacen reflexionar. Por un lado, la cuidada fotografía y ambientación. Los asfixiantes pantanos, las granjas miserables, el barro y los dientes negruzcos de toda obra previa a la pasta dentífrica. El uso de la bandera americana como símbolo de libertad. Los habituales gestos contritos de McConaughey (debería amplificar su registro), que van desde el último pelo de la cabeza hasta las botas que calza. La historia de supuesto amor imposible entre blanco y negra que, al final, pierde fuerza por ausencia de oposición a su relación. La poligamia del héroe blanco con su esposa legal blanca y otra amancebada negra, fácilmente tolerada por ambas mujeres. El nacimiento del Ku Klux Klan. El uso de fotografías reales para dar fuerza a la historia…

En fin, una película que promete mucho, que entrega menos de lo esperado y que se deja ver, siempre que uno aparte de su mente lo anteriormente dicho. Una extraña mezcla entre el palomiterismo americano y los dramas de emancipación. Pasen y vean.


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