Los lictores devuelven a Brutus los cuerpos muertos de sus hijos
Este cuadro fue pintado por Jacques – Louis David, en el año 1789, que es el año en el que comenzó la Revolución Francesa. Es una pintura con una gran importancia política, pues se desarrolla al comienzo de la república romana y es pintada al comienzo de la república francesa. Lucio Bruto derrota la monarquía romana y se constituye como primer cónsul de dicha república. Posteriormente se organiza una conspiración para intentar volver a instaurar la monarquía. Pero la conspiración es descubierta, y Bruto ordena matar a los traidores, dos de ellos son sus hijos. La estructura del cuadro es similar a la del El juramento de los Horacios. Por la izquierda aparecen los cadáveres de los hijos que están siendo trasladados a su hogar, a la derecha las mujeres lloran la muerte de los suyos, en un primer plano y en sombra está la figura afligida del cónsul, pues es al mismo tiempo padre de los difuntos. La escena se enmarca dentro de una arquitectura romana clásica, con columnas dóricas y suelo que marca la perspectiva de la escena. El cuadro tiene unas dimensiones de 422 x 323 cm. y se encuentra en el Museo del Louvre. Está pintado con pincelada suave que impide notarla, como es norma en el Neoclasicismo francés. La iluminación de las mujeres hace que dirijamos nuestra mirada hacia ellas, pero sus gestos señalan en dirección hacia los cadáveres, por lo que miramos hacia esa zona, que nos lleva a fijarnos en el padre, ofuscado en su asiento. La parte femenina tiene colores más vivos que en el Juramento de los Horacios, pero a mi me resulta un cuadro muy parecido. Algunos detalles completan la escena, como la estatua de la república situada detrás de Brutus, y la cesta de la costura en la mesa próxima a las mujeres. El tema central es la necesidad de hacer sacrificios para mantener la república, y en esos momentos históricos de la Revolución Francesa, David sabe como exaltar el ánimo de sus compatriotas.