La Organización Médica Colegial (OMC), asociación que reúne a la mayor parte de los médicos y doctoras españoles, ha difundido un duro (y necesario) documento sobre los daños de la talidomida. De sus conclusiones se desprende la aberrante manera de actuar del laboratorio fabricante, Grünenthal y la cobardía del Gobierno español, que NO ayuda a las víctimas.
No suelen prodigarse los médicos en España en este tipo de compromiso ético, que por otra parte les toca de lleno pues cada vez que hay un escándalo medicamentoso y este fue el primero quedan en evidencia al haber sido ellos quienes han firmado la receta.
Algunos doctores sí han apoyado a las víctimas pero más bien a título personal que de manera organizada y tras ciertas actuaciones del ámbito jurídico bastante criticadas.
Hace unas semanas escribí un tuit a Juan José Rodríguez Sendín, presidente de la OMC en el marco de la campaña que con admirable persistencia desarrollan desde AVITE, el colectivo de víctimas españolas de la talidomida (o de Grünenthal, mejor escrito).
Se echaba de menos un pronunciamiento oficial de la OMC y al parecer ya estaban en ello, así me lo dió a entender en su respuesta Sendín.
En el documento, tan duro como merece al asunto, el colectivo médico a través de la OMC, muestra el apoyo incondicional de los médicos a afectados Talidomida y recriminan la actitud, desde mi punto de vista cobarde, del Gobierno y de Grünenthal que en Alemania indemniza a los afectados por su fármaco pero aquí NO quiere hacerlo.
Los médicos y doctoras piden además compensación de inmediato para los afectados/as. Desde la OMS argumentan:
La misión ética y deontológica del médico es ayudar al paciente a que obtenga el bien último y para ello es preciso respetar y defender los principios de beneficencia, no maleficencia, autonomía y justicia e incluso la integridad. El caso de los afectados de talidomida y su proceso en España constituye una vulneración meridiana de todos los principios éticos mencionado que persiste y así se ha permitido durante más de 50 años”.
Y continúan:
La empresa farmacéutica Grünenthal y el Estado español, deben satisfacer a los afectados de igual forma que lo han hecho en otros países de nuestro entorno, porque ambas partes son responsables de la tragedia.
No resarcir este daño desacredita a la empresa Grünenthal desde una perspectiva ética y científica y la aleja del interés sanitario que debe mover las acciones de estas compañías. Simultáneamente sitúa a la administración sanitaria en una situación de manifiesta debilidad y falta de credibilidad”.
Al hilo de lo que comentaba, en el texto también se explica cómo los galenos fueron utilizados en este escándalo de daños por medicamentos (y en todos pues el nexo común en ellos es la ocultación de reacciones adversas conocidas por el único que tiene todas las pruebas, el fabricante):
Los médicos inicialmente no fueron correctamente informados al presentárseles un producto seguro, que no lo era; y después desinformados, por las actitudes adoptadas desde la central alemana de Grünenthal y su filial española, tras decidir qué información ‘ya disponible’ ‘pondrían o no’ en conocimiento de los médicos.
Este hecho sitúa al médico como sujeto dañado por el laboratorio, pues la ‘eficacia y seguridad’ sobre la que basaba su prescripción provenía de la información que dichos titulares de comercialización le proporcionaban, lo cual supuso un daño a la profesionalidad del médico y también a su biografía”.
Y por último, indica el documento de la OMC que la “catástrofe causada por la comercialización de la Talidomida no puede quedar sumida en el olvido ni en la pasividad de los diferentes gobiernos y sectores de la sociedad, en especial de los sanitarios. Es preciso activar una postura ética que sensibilice a la sociedad para que responda adecuada y proporcionalmente ante esta agresión a nuestros pacientes y ciudadanos”.
Desde AVITE se preguntan:
¿Puede entenderse entre líneas un boicot a los medicamentos que actualmente comercializa Grünenthal en España y que los médicos se estarían planteando no recetarlos?”.
Bueno, tal boicot a los productos de Grünenthal existe y creo que intensificarlo puede ser la única manera de lograr que Grünenthal acceda a compensar a sus vítimas pues es sabido que este tipo de empresas sólo entienden el lenguaje del dinero.
Es lo único que les importa; si pierden más de lo que cuesta pagar a las personas afectadas se pensarán hacerlo.