Entrevista a Ken Fan, directora y fundadora del club de matemáticas para niñas Girls’ Angle
Girls’ Angle está localizado en Cambridge, Massachusetts (EE UU)
Ken Fan obtuvo su doctorado en el MIT y fue profesora adjunta en Harvard, sin embargo, dejó el mundo académico por la pintura al óleo. Desde fuera, comenzó a observar el deterioro de la educación matemática en los Estados Unidos y en particular, el efecto negativo que tenía en la formación y expectativas de las mujeres en matemáticas: desaparecían, antes de terminar su carrera académica. Todo esto la llevó a actuar y formar Girls’ Angle, un club de matemáticas para chicas de 10 a 13 años que ofrece una educación integral, mostrando modelos de investigadoras que tutelan a sus componentes para romper con los roles de género y con la falta de mujeres en la carrera investigadora. En esta primera parte de la entrevista, Fan habla de la educación diferenciada, de los métodos óptimos para motivar a las chicas en matemáticas y de su experiencia en estos temas como directora de Girls’ Angle.
¿Por qué las chicas necesitan un club?
Esta pregunta va directamente al grano de la polémica que rodea la idea de un club de matemáticas para chicas. Es una pregunta importante, aunque a menudo me gustaría que se plantease de la siguiente manera: ¿Qué valor tiene un club de matemáticas para chicas? Es que la palabra “necesidad” no hace más que complicar el asunto. Si nos limitamos a una interpretación estricta de la palabra “necesidad”, la respuesta a la pregunta planteada tendría que ser que tal necesidad no existe. Las matemáticas no son ni el oxígeno, ni el agua ni el alimento.
Muy bien, pues, ¿qué valor tiene un club de matemáticas para chicas?
Sin perder de vista la diversidad de la especie humana, yo afirmaría que, en general, los métodos más apropiados para enseñar las matemáticas, sobre todo cuando se trata del nivel K12, son los que diferencian por género.
Esa es una opinión polémica…
Sí, a menudo he acabado discutiendo con gente que parece no entender lo complicado que son las excepciones, ya que suele contestar: “Bueno, ¡mi hija asiste a una clase de matemáticas mixta y es la mejor estudiante del grupo!”.
Pero es cierto.
Sí, yo también he conocido a muchas mujeres que han tenido éxito en las matemáticas y son muy escépticas con el tema del club de matemáticas para chicas. Piensan: “¡Yo no necesité ningún club de matemáticas para chicas!” Puede que fuera verdad para ellas, pero estas mujeres son una excepción a la regla. Constituyen una clara minoría. En una encuesta llevada a cabo en 2004 por la American Mathematical Society se mostró que menos de un 6% del total del profesorado titular perteneciente a los 10 mejores departamentos de matemáticas en los Estados Unidos eran mujeres.
¡Yo no necesité ningún club de matemáticas para chicas!” Puede que fuera verdad para ellas, pero estas mujeres son una excepción a la regla. Constituyen una clara minoría.
¿Cómo explica usted esta disparidad de género tan acusada?
Muchos eruditos han investigado las causas de este desequilibrio, y las explicaciones definitivas, si las hay, son escasas. En Girls’ Angle, creemos que tanto las chicas como los chicos son capaces de hacer las matemáticas a los más altos niveles, y que la manera en que se enseñan las matemáticas actualmente en los Estados Unidos al nivel K12 tiende a favorecer a los chicos.
En Girls’ Angle, creemos que tanto las chicas como los chicos son capaces de hacer las matemáticas a los más altos niveles, y que la manera en que se enseñan las matemáticas actualmente en los Estados Unidos al nivel K12 tiende a favorecer a los chicos.
¿En qué sentido?
Por ejemplo en los mensajes culturales. Hace tan poco un año, una empresa de camisetas lanzó un diseño exclusivamente para chicas que llevaba el lema “Alérgica al Álgebra”. Unas semanas antes, había visto a una chica que llevaba una camiseta con el eslogan, “Soy demasiada guapa para hacer los deberes, así que mi hermano los hace por mí”. (Véase: http://www.washingtonpost.com/blogs/blogpost/post/forever-21-selling-allergic-to-algebra-shirt/2011/09/12/gIQAbPqDNK_blog.html )
También está el tema de la falta de modelos…
Efectivamente, es difícil que las chicas encuentren a mujeres que puedan servir de modelo en las matemáticas. Hay chicas que se gradúan de la secundaria sin haber conocido jamás a una mujer que use las matemáticas en su profesión. De hecho, existen estudios que muestran que en los Estados Unidos hay chicas que sufren una ansiedad hacia la matemática que puede relacionarse con haber tenido a profesoras de matemáticas que también la tenían. (véase: http://www.pnas.org/content/107/5/1860.long).
hay chicas que se gradúan de la secundaria sin haber conocido jamás a una mujer que use las matemáticas en su profesión
¿Y qué se propone desde Girls’ Angle?
Aquí las chicas trabajan directamente con mentoras a las que les gustan mucho las matemáticas y que las entienden profundamente en sus diferentes niveles profesionales. Tenemos a mentoras de todos los niveles, desde las que cursan una licenciatura hasta las que siguen programas de post-grado y post-doctorado. A través de nuestra red de apoyo, las chicas también conocen a mujeres profesionales que utilizan las matemáticas en su trabajo de una manera práctica: en el estudio del cáncer, del genoma humano, o en el diseño de aeronaves.
¿Es diferente la forma de enseñar a chicas que a chicos?
Sí, existen diferencias en las formas de enseñanza. Una vez más, siempre teniendo presente la existencia constante de excepciones en ambos géneros, en líneas generales, las competiciones son más atractivas para los chicos que las chicas, sobre todo en los grados de 5-10. No obstante, el panorama educativo estadounidense está lleno de concursos de matemáticas. Aunque hay docenas y docenas de competiciones matemáticas, muchas de ellas son pruebas que valoran aspectos que, realmente, carecen de importancia en las matemáticas, y cuyos resultados sin embargo influyen mucho sobre la percepción que tienen los participantes de sus competencias matemáticas.
Frente a la competición, ¿ustedes qué proponen?
Nosotras desarrollamos nuevas formas de enseñar las matemáticas que resultan particularmente efectivas para la educación matemática femenina, como por ejemplo nuestra Búsqueda del Tesoro Matemático o Colaboración Matemática. En estas actividades los participantes se encuentran de repente en una situación difícil de la que se tienen que liberar mediante la solución de problemas matemáticos. Todos los participantes o ganan o pierden en bloque, así que no hay ningún motivo para que se ocultasen observaciones ni ideas las unas a las otras. Por supuesto, hay una gran diversidad entre las chicas, por lo que no se puede señalar una sola forma de enseñar que tenga validez para todas, pero a nosotras nos está funcionando bastante bien.
¿Cómo han sido estas celebraciones?
Hemos organizado 20 eventos de este tipo hasta la fecha, incluyendo uno de bastante importancia llamado “SUMiT,” conjuntamente con la Undergraduate Society of Women in Mathematics del MIT. Uno de estos eventos fue de tipo mixto, fue el único en el que dos de los participantes se pelearon: se trataba de dos chicos que discutían un problema matemático. El tiempo dirá si fue solo una casualidad.
¿Cuales han sido sus mejores experiencias?
Dirigir Girls’ Angle me ha proporcionado muchas experiencias que siempre recordaré con gran cariño, aunque mis momentos favoritos es cuando las niñas aprenden muchas matemáticas pero se ríen al mismo tiempo.
¿Puede darnos algún ejemplo concreto?
Justo después de que el club se abriera por primera vez les dijimos a las niñas que escribiesen un algoritmo para comer un plátano, dando todos los detalles que se les ocurrieran. El propósito de este ejercicio es de tomar conciencia de las suposiciones, además de aprender a comunicarse con precisión. Al acabar sus algoritmos, una mentora los leía en voz alta mientras yo los ejecutaba palabra por palabra. Normalmente acabo con la boca llena de piel de plátano, así que si al lector se le ocurre probar lo mismo le recomiendo que utilice un plátano orgánico bien limpio. Algunas de las niñas se partieron de risa y acabaron rodando por el suelo al ver los efectos de las lagunas de sus algoritmos. (Hace poco me filmaron haciendo este ejercicio durante el celebración de la Math Prize for Girls Games Night: http://www.artofproblemsolving.com/blog/76556).
Hay chicas que se gradúan de la secundaria sin haber conocido jamás a una mujer que use las matemáticas en su profesión
Y, ¿el momento más satisfactorio?
Me encanta cuando una niña llega a uno de nuestros encuentros con ganas de enseñarnos algo matemático que ha hecho después del último encuentro. A los miembros del club no les obligamos a hacer deberes, y parte de la responsabilidad de las mentoras es tratar de inspirar a las chicas para que vayan a casa y hagan deberes por iniciativa propia. Cuando esto ocurre, me da la sensación de que el club ha tenido éxito.
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Ágata A. Timón es responsable de Divulgación y Comunicación del ICMAT
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