Revista Cultura y Ocio

"Los milagros prohibidos". Novela de Alexis Ravelo

Publicado el 13 noviembre 2020 por Juancarlos53

✔ "Cuando se estrecharon las manos , Agustín notó los relieves de piel de lagarto esculpidos en ellas por el trabajo. Notó también que miraba de frente, pero interponiendo una media sonrisa que ocultaba la acción y media de ironía." (p. 224)
"Legañosa, pachorrienta y muerta de frío, la ciudad sesteante lo vio doblar en la esquina del Teatro Chico y cruzar hacia la consulta, para salir poco después con Fernando el Polaco, con quién se marchó hacia el sur en el camión de este." (p. 232)

Fue tal lo mucho que me agradó leer la primera novela de Alexis Ravelo, "Tres funerales para Eladio Monroy", que de seguido busqué otra del autor. Quería ver cómo sería su literatura hoy en una novela más actual; resultó que yendo a la biblioteca pública cayó en mis manos por puro azar ésta que reseño y que ya desde ahora mismo he de decir que me ha gustado muchísimo. Me ha demostrado que Alexis Ravelo no es sólo un escritor de novela negra, que también y excelente, sino un grandísimo autor que sabe abordar la narrativa desde cualquiera de sus tendencias.
editorial Siruela, Alexis Ravelo, Los milagros prohibidos"Los milagros prohibidos" (Siruela, 2017) se centra en lo acontecido en la isla de La Palma durante los cinco primeros meses del mal llamado Alzamiento Nacional -'glorioso' nos dijeron, mientras duró el franquismo, que había sido- cuando no fue otra cosa que un golpe militar decimonónico protagonizado por unos militarotes africanistas que por el mal planteamiento para enfrentarlo del Gobierno legítimo democráticamente elegido vino a triunfar y a traer a los españoles de entonces y a los que nacimos en las décadas siguientes una vida en dictadura que para nada deseo que se repita.
Como hacen los buenos novelistas -Alexis Ravelo lo es, sin ninguna duda- el autor pone el foco en una historia particular: Agustín Santos, maestro de la localidad de Puntallana en la isla canaria de La Palma, felizmente casado con Emilia Mederos, guapa mujer a quien de niño y adolescente había pretendido el ahora falangista Floro el Hurón, se echa al monte tras el golpe militar para evitar ser apresado por haberse significado durante la etapa republicana y especialmente durante la semana en que la isla se resistió a la asonada. El triángulo amoroso (Floro - Emilia - Agustín) es el que sostiene y motiva toda la acción haciéndonos ver que en no pocos de los desafueros y de las bestialidades perpetradas durante la Guerra Civil mucho tuvieron que ver las venganzas personales, las malquerencias familiares, el aprovechar la ocasión para llevarse por delante a alguien por celos, por odio, por envidias, etc.
La novela está organizada en cinco partes. Cada una de ellas, titulada "Memoria" ,va precedida de un capítulo relatado en 1ª persona en la que un testigo, partícipe directo en ocasiones en los sucesos, cuenta a un interlocutor -un periodista o incluso y casi con seguridad el propio escritor- lo que recuerda de esos sucesos. No quiere esto decir que estemos ante unos hechos ciertos, pero sí que lo que Ravelo presenta está inspirado en acontecimientos acaecidos durante esos meses iniciales de la Guerra Civil, aunque como bien nos advierte al final de la novela no sean reproducción fiel de los mismos. Tras este capítulo en 1ª persona se pasa en los siguientes capítulos de cada uno de los cinco apartados a un narrador objetivo en tercera persona que va presentando los hechos de una manera reiterativa poniendo el foco en éste o en aquel otro personaje citado en el relato, personajes todos ellos importantes dentro de la aventura protagonizada por Agustín. Así conoceremos información relevante referida a don Sito Mederos, padre de Emilia; o a Floro el Hurón, el hijo de doña Rosita, que se afilió a la Falange y formó parte en La Palma de las eufemísticamente denominadas "fuerzas auxiliares"; o a Vidal, sargento de la Guardia Civil, que mantuvo a la isla bonita fiel siempre a la autoridad competente de cada momento; o a Juan Padilla el Malhablao que dentro de la República era partidario de la Revolución criticando a burgueses republicanos como Agustín por considerarlos tibios y vendidos; etc.
Además de estas individualidades ya citadas también en el relato aparecen personajes que podríamos denominar de grupo. Así por un lado están los falangistas (Miguelín, Floro, Feluco, Eusebio Padrón Manoabierta...); los poderosos reaccionarios (Álvaro Luján y sus compañeros de viaje: el cura Santiago, el gobernador militar franquista de la isla...); los "alzados" [así llamaban en la isla a quienes subieron a los altos para escapar de una muerte segura]: Agustín, Juan el Malhablao, ...; los guardias civiles (el cabo Doreste, el guardia Ramírez...); los burgueses republicanos (el médico don Pío, el propio don Sito Mederos, el mismísimo Agustín, el boticario Nicanor Trezado, el subdelegado del gobierno republicano Yanes...); los humildes que con su humanitario comportamiento demuestran ser auténticos defensores de la legalidad republicana cuando pueden hacerlo y cuando no, favorecedores de los que sufren los atropellos de los golpistas. Incluyo en este amplio grupo de los humildes a personajes como Fernando el Polaco y su mujer Solita; el pastor de cabras Pedro Pulido y su mujer QuiteritaAnselmo el Cambao, novio de Adela, la hermana de Emilia; etc., etc. 
Aunque centrada la trama en los echados al monte, injustamente perseguidos por ser fieles a la legalidad y consecuentes con sus ideas, en la novela se deja constancia de que en esta lucha de españoles contra españoles no todos pudieron elegir bando; muchos hubo que estuvieron en uno y el contrario por puro azar. Así Anselmo el Cambao es soldado del ejército nacional franquista simplemente porque el 18 de julio lo encontró haciendo el servicio militar y sus mandos se unieron al golpe:
"Anselmo el Cambao no era mal muchacho ni era fascista, solo que el golpe lo cogió haciendo el servicio militar, con el uniforme puesto y a las órdenes de unos traidores hijos de puta. Esos eran los peores, los de carrera." (p. 154)
Uno de los méritos de esta novela es precisamente observar cómo el autor muestra, partiendo de la particular historia de la huida por el monte del maestro de Puntallana, un muy creíble abanico de seres y de comportamientos habidos durante la contienda fratricida.
De nuevo en una novela de Alexis Ravelo me ha vuelto a encantar el marco geográfico en que discurre la historia: las islas Canarias. Si en la novela que leí anteriormente todo ocurría en Las Palmas de Gran Canaria, en ésta la acción principal sucede en la isla de La Palma con fugaces apariciones de la de Tenerife donde los franquistas han ubicado dos o tres barcos que les sirven de prisión para los resistentes al Alzamiento, y también de la de Gran Canaria cuando el contexto histórico exige hablar de Franco y el famoso vuelo del Dragon Rapide que lo llevaría de aquí al Marruecos español para encabezar el golpe militar. 
Isla de La Palma, Islas Canarias, Semana Roja, Guerra Civil españolaPero lo esencial es la geografía de La Palma, la isla más occidental del archipiélago y la más verde. El clima cambiante de la misma, muy húmedo en la Cumbre, su origen geológico visible en la caldera de Taburiente y en los volcanes activos y extintos que los fugitivos habrán de ascender o evitar, la toponimia insular (las Breñas, Tazacorte, La Galga, Puntagorda, Puntallana, Malpaíses, Tigalate...), las calles de la ciudad de Santa Cruz de la Palma... Todo este color local, tan auténtico, es un marco magnífico por el que el escritor echa a correr a sus personajes de ficción. El resultado es excelente y de una verosimilitud total, de manera que haciendo abstracción de la ficción que la novela es conocemos a su través lo que aquello debió de ser: el miedo a ser detenidos, el terror a ser torturados, las torturas en sí, las muertes sin más sólo por pensar distinto... Se constata una vez más que como reza el título del famoso ensayo de Mario Vargas Llosa, "La verdad de las mentiras", la invención ficcional es en muchas ocasiones el camino mejor para acercarse a la Realidad.
Respecto a la anterior novela reseñada en este blog, "Tres funerales para Eladio Monroy", [leer la reseña aquí] en ésta he percibido mayor presencia de canarismos lingüísticos, tanto a nivel léxico ('postritos', 'entullar', 'jincar', 'gofio', 'fayal'...) como sintáctico ("ándese rapidito, que si tardo más en llegar ca'mi tía me voy a llevar una tollina", le dice el niño Arvelo a su maestro don Agustín). A este respecto también he visto en la novela cierta pequeña veta indigenista muy acorde con la que en todo el mundo, a modo de revisión histórica imposible de revertir pero de afán exculpatorio, parece estar entronizada hoy:
"Si iba a morir por propia mano, lo haría como los grandes, en un lugar mítico, como los resistentes de Masada o, por pensar en un ejemplo más cercano, como los aborígenes que, durante la conquista de las Islas, se suicidaron antes de rendirse a los castellanos, arrojándose desde Tigaiga en Tenerife o desde Ansite en Gran Canaria" (p. 101)

Pese a que el asunto parece no ser compatible con él, hay en este relato de huida y persecución implacable espacio para, si no abierto, el humor, sí ,para la sonrisa liberadora, muy necesario en situaciones extremas como las relatadas. Así doña Rosita en un momento dado reconviniendo a su hijo por los desmanes que comete "Le señaló la silla y le dijo: 'Siéntese ahí'. Cuando una madre canaria te trata de usted es mejor no contradecirla y prepararse para lo que venga." (p. 128). Indudablemente es el autor quien, dirigiéndose al lector, habla en este momento por boca de este narrador externo; esa segunda persona de sentido impersonal inclusivo lo delata.

También considero una muestra de humor e incluso señal de que quizás sea él uno de esos narradores en 1ª que abren cada una de las cinco partes o, hasta quizás el narrador único en primera de todas ellas, el juego que el novelista realiza con su apellido transmutándolo por movimiento fónico en la primera sílaba del apellido del autor que de Ravelo muta en Arvelo. Es Arvelo un niño que aparece al inicio del relato ayudando al fugitivo y que no vuelve a aparecer hasta el final cuando... No, claro, no voy a decir qué pasa con este personaje porque el novelista es amigo de dar sorpresas y si la cuento aquí pues simplemente me cargaría la novela, algo que no deseo sino más bien todo lo contrario, provocar el deseo de leerla. 

Por último quisiera señalar que en Alexis Ravelo la literatura todo lo impregna. Si en "Tres funerales para Eladio Monroy" el protagonista siempre tenía a mano libros que le proporcionaba su enamorada librera, en "Los milagros imposibles" el protagonista Agustín Santos también porta siempre con él algún libro. Concretamente lee en algún momento "Crimen" de Agustín Espinosa, escritor canario de la época en que transcurre la acción -concretamente la novela apareció publicada en 1934- que en 1936 con el estallido de la Guerra fue fulminado por los levantados en armas a lo que él respondió con humillantes muestras de adhesión a la causa. Agustín Espinosa fue en las Islas propulsor del surrealismo realizando en 1935 en Santa Cruz de Tenerife una Exposición Surrealista, la primera celebrada en España, en la que de la mano del pintor tinerfeño Óscar Domínguez logró reunir obras de los principales pintores surrealistas. André Breton pronunció una conferencia sobre el arte y la política, y como colofón de la exposición se proyectó "La Edad de Oro" de Luis Buñuel. Sobre esta película surrealista dijo Espinosa en la reseña que de la misma hizo «Se han pronunciado, con excesiva frecuencia las palabras "pornográfico", "libre", "procaz", "indecoroso", "insolente", con relación a La Edad de Oro, ni con más ni con menos razón -puedo decirlo ahora de paso- que a propósito de mi libro Crimen, olvidándose que análogos adjetivos habría que esgrimir desde ese bizco punto de vista, para calificar a Quevedo, a Boccaccio, a Cervantes, a Rabelais, a Lautréamont, a Goethe.». Precisamente esas mismas calificaciones ('pornográfica', 'indecorosa', procaz') son las que en la narración hace Floro de la novela "Crimen" que Agustín dejó olvidada en una de las cuevas donde se ocultó.Para finalizarLa novela dentro de la aventura de persecución de que trata presenta otros asuntos de mucho interés tocados como al descuido al no ser ese el centro de la narración:
  • La guerra, las mujeres y los hombres: "Los hombres hacen la historia. Las mujeres la sufren. La sufren."
  • La vergüenza histórica: "no haber tendido una emboscada a Franco cuando estuvo en Gran Canaria quedó como "una vergüenza más para un archipiélago que cometió a lo largo de los siglos cientos de errores entre los que, según dictum popular, destacan especialmente dos: no dejar entrar a Nelson y dejar salir a Franco."
  • Las denominadas 'fuerzas auxiliares' (Falange y Acción Ciudadana): "En el local de Falange, los hombres bebían ron y coñac, fumaban, hacían corrillos, revisaban sus armas y sus linternas: todo, incluido el alcohol, formaba parte de los preparativos para una larga noche de registros, detenciones e interrogatorios. Eusebio había avisado a todos los falangistas disponibles, incluidos Miguelín, Perico y Feluco, tan cansados como el Hurón."
  • El plátano, monocultivo de la isla, y su explotación en manos extranjeras: "Las oficinas de la Williams Fruit Company &Schipping Agency estaban situadas, cómo no, en la calle Real, justo donde O'Daly iba a fenecer en el barrio de El Puente. Allí, los despachos de Reginald Thomson y de Sito Mederos ocupaban la mitad del primer piso. "

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