Revista Diario

Los niño no explotan

Por Myriam Cabanillas
A veces cuando escucho y veo como nos manejamos los adultos a la hora de criar y tratar a nuestros hijos, no puedo dejar de tener la sensación de que les tenemos miedo, tanto como si fuesen a explotarnos en las manos.

Pero los niños no explotan.

-No explotan por llevarlos en brazos, ni tampoco si los paseas en carrito mientras vas charlando con ellos de cosas incomprensibles y sonríes.

-No explotan si les das biberón mientras los miras a los ojos, les agarras una manita, acaricias y besas. Tampoco lo  hacen si les das el pecho hasta los 3 años aunque ya puedan comerse un filete.

-No explotan si van a la guardería cuando has buscado la mas respetuosa, van felices, aprenden, disfrutan y les dedicas el 100% de tu ser en forma presente o ausente. Y desde luego que no explotan cuando los llevas al colegio con 5 años.

-No explotan cuando te saltas las normas por una vez, dos...ni cuando firme pero suavemente les marcas los limites.

-No explotan cuando decides que en tu casa no se ve la tele si no la demonizas ni a quien la utiliza. Y no explotan cuando ven la tele, ademas de hacer otras muchas cosas como leer, dibujar, amasar, correr, saltar, inventar, hablar, cantar, reír , jugar...

-No explotan si duermes con ellos y ambas partes sois felices así. Y tampoco si duermen en su cama sin lagrimas, sin imposiciones, sin miedo.

-No explotan si no sacan la mejor nota de la clase, ni si tienen mala letra.

-No explotan si lo suyo no es el arte, ni el deporte.
-No explotan si no comen, duermen y hablan como cuentan los manuales.
-No explotan si les permites llorar y expresar su enfado.
-No explotan si confías en ellos, ni si ante la duda, te pones de su lado.

Lo que explota es el miedo, al presente, al futuro y al pasado.

Lo que de verdad nos explota en la cara es la incertidumbre de nuestros actos, el no aprender a relativizar, el ego exagerado, el exceso de perfeccionismo  y responsabilidad.

Explota el juzgar y no querer ser juzgado, que nos afecte tanto el "que dirán".

Explotan nuestras mochilas llenas de piedras del pasado y los demonios en el armario encerrados bajo 7 llaves.

PD: 

Tengo dos hijos a los que por desgracia apenas he dado el pecho, pero que han tomado el 90% de sus biberones en mis brazos con todo el amor del mundo y aun así, defiendo la lactancia materna como la mejor opción.
Duermo con ellos siempre que lo necesitan.A veces es un placer y otras...un tetris.
El mayor fue al cole con 5 años, la pequeña con 3.
Los he porteado mucho y han dormido muchas siestas en el carro. Se conocen Asturias, el uno al hombros de su padre y la otra en un fular.
Consensuamos todo lo que es posible y a veces tengo el día tonto y me pongo intransigente...pero me dura poco.
A veces hago concesiones y en otras cosas soy inflexible.
En casa la tele suele ser un ruido de fondo, pero TODO el contenido es revisado.
Creo en mis hijos como genuinamente buenos, no tengo miedo de que se "me tuerzan" o de que en un futuro "me salgan  mal", por que son seres humanos, no objetos, plantas , ni animales a los que domesticar.

Y para terminar, os dejo una reflexión del blog: "Una de los antiguos niños" de Ika tawa, que me parece muy interesante mezclar con mi propia reflexión.

Pero sobre todo: Los niños, no explotan.No les tengamos miedo.



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