Millones de niños se quedan en su país mientras sus padres emigran a otros países para encontrar trabajo y mejorar la situación económica, los padres están fuera de su hogar durante meses e incluso años, la consecuencia es que estos niños son criados por familiares o por amigos, se podría decir que son los niños “abandonados” por la inmigración económica.
No se puede hablar de abandono, el problema es que los padres no se pueden llevar a sus hijos y su objetivo es poder ganar dinero para alimentarles, educarles y proporcionarles mejores condiciones de vida desde otro país, de ahí que entrecomillemos la palabra abandonados. Según la ONU, unos 215 millones de personas viven y trabajan fuera de su país de origen, cifra que aumenta año tras año.
Durante años millones de familias latinoamericanas han vivido este drama, se han tenido que separar de sus hijos para cambiar su situación económica, sin embargo, en países como China este tema es objeto de un intenso debate, la razón es que se calcula que actualmente hay unos 61 millones de niños chinos que han sido ‘abandonados’ porque sus padres han emigrado a otro país.
Sin embargo, organizaciones como Unicef comentan que existen muchas dificultades para conocer con exactitud el número de menores que viven en esta situación y que están alejados de uno o de ambos progenitores, ya que cada país utiliza diferentes métodos para realizar cálculos sobre la emigración y los niños que se quedan en el hogar, por lo que la cifra podría ser mayor de lo que se estima y es complicado poder realizar comparativas entre la situación de cada país.
Este tipo de emigración es fundamental para países como Sri Lanka, los padres pueden enviar el dinero necesario para atender las necesidades básicas de sus hijos, como por ejemplo la alimentación o la educación escolar, pero el precio que se paga es elevado ya que estos niños apenas ven a sus padres (y los padres no están con sus hijos, y también lo sufren). Algunos estudios realizados en Estados Unidos hace unos años concluían que el 7% de los niños mexicanos tenían a uno o a los dos progenitores trabajando en el exterior. En el año 2006 unos 500.000 niños mexicanos habían sido dejados por sus padres en sus respectivas comunidades para buscar oportunidades laborales, esa cifra es mayor en la actualidad.
Si nos trasladamos a Ecuador la situación es similar, según un informe de Unicef, entre el año 1990 y el año 2000, el número de niños con padres inmigrantes paso de 17.000 a 150.000, es decir, casi se multiplicó por diez. Según nos explican aquí, ya en el año 2005 unos 218.000 menores tenían a uno o a los dos progenitores viviendo y trabajando en otro país. Una encuesta más amplia realizada en el año 2005 y en toda Sudamérica revelaba que un 36% de las madres y un 39% de los padres habían dejado a un hijo en su país de origen para emigrar a otro país y poder trabajar.
Como decíamos, es la familia de los progenitores la que se encarga de cuidar a los niños, abuelos, tíos, hermanos mayores, etc. Esto provoca una menor atención a los niños, Unicef explicaba que se restringe el periodo de lactancia, los niños no son vacunados en el momento necesario, sufren secuelas psicológicas causadas por la ausencia de los padres, con sentimientos de abandono, pérdida de la autoestima y mayor vulnerabilidad. Se ha calculado que un 60% de los niños mexicanos sufren la ausencia de uno o ambos progenitores y por ello tienen problemas psicológicos, lo que deriva en problemas en la educación.
En definitiva, la situación es complicada y la solución también, Unicef explica que al emigrar un miembro de la unidad familiar, las relaciones se redefinen y se producen cambios en las funciones y responsabilidades que terminan repercutiendo en la vida diaria de estos niños.
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Los niños “abandonados” por la inmigración económica