Como hemos comentado con anterioridad en la actualidad son cada vez más frecuentes los casos de diagnóstico en niños con alergias alimentarias, tanto a la leche como al huevo o a otros productos, pero lo que realmente es alarmante es que en la mayoría de los casos los niños afectados no reciben el tratamiento adecuado ni asistencia inmediata ante una crisis aún cuando sus cuidadores cuenten con la medicina que necesitan para que los pequeños se sientan mejor.
La información se ha conseguido gracias a un nuevo estudio que contó con un financiamiento gubernamental, en el mismo un equipo trabajó durante tres años en la investigación de un grupo formado por 500 bebés con diagnóstico o sospecha de alergias alimentarias, en cada caso las familias de esos niños conocían sobre la enfermedad y sabían los métodos necesarios para aliviar los síntomas en caso de un problema además de evitar aquellos alimentos que provocaban las reacciones desfavorables, incluso se les brindó un dispositivo que inyectaba epinefrina para frenar una reacción alérgica extrema, llegado el caso.
Teniendo todo esto en cuenta resulta bastante perturbador conocer que el 72% de los niños que participaron del estudio sufrió de una reacción alérgica, y que del 11% que llegó a padecer una crisis grave con síntomas como dificultad para respirar, urticaria, caída dela presión sanguínea e inflamación de los tejidos, menos de un tercio recibió la dosis de epinefrina indicada para solucionar el problema. El doctor Scott H. Sicherer, experto en alergias infantiles de la Facultad de Medicina de Mount Sinai, que participó del estudio, indica:
“Los niños que deberían haber recibido epinefrina durante el estudio no murieron, afortunadamente, pero estuvieron en riesgo por falta de asistencia inmediata”…”Debemos insistirles a las familias que se trata de un medicamento seguro. Ante la duda, deben aplicarlo. Al niño no le pasará nada malo”…”El mensaje es que hay que estar muy atentos (…) Como médicos, tenemos que asegurarnos de que los padres estén informados”.
Este estudio se desarrolló sobre cinco ciudades de los Estados Unidos, y al comenzar con la investigación los niños tenían edades comprendidas entre los 3 y los 15 meses de vida. En la mayoría de los casos las reacciones alérgicas fueron por ingestas accidentales del producto a evitar, también por olvidos de los padres, por falta de supervisión, el contacto cruzado durante la preparación de las comidas, o errores al leer las etiquetas de los alimentos envasados.
Se pudo comprobar que en los casos en los que los menores no recibieron su dosis de epinefrina en el momento oportuno, fue porque sus padres o cuidadores no supieron identificar los síntomas de la reacción, o no tenían el medicamento en el momento de la crisis o inclusive, sintieron temor ante la idea de aplicar dicha ampolla, al respecto la doctora Kari Nadeau, alergóloga de la Facultad de Medicina de la Stanford University, en California, que opina sobre el estudio del que no participó, indica:
“A las personas les cuesta aplicarle una inyección a un bebé, pero se trata de una aguja pequeña. Es fundamental que los cuidadores tengan a mano el EpiPen y se sientan libres de utilizarlo cuando lo consideren adecuado. Es el único fármaco que salva la vida”.
Vía | Vida y Estilo
Foto | prayitno de Flickr
Enlace permanente:
Los niños con alergias alimentarias no reciben el tratamiento indicado en la mayoría de los casos