La desigualdad económica, la inseguridad laboral y la austeridad han sido asociadas constantemente por investigaciones con problemas de salud mental. Incluso se sostiene que la justicia social es más importante para la salud mental que la terapia y la medicación. Investigadores han resaltado que vivir en un ambiente coercitivo, violento y de desigualdad puede dejar marcas en la salud mental de los niños a largo plazo. De modo concordante, se encontró que independientemente de los factores genéticos, el entorno y el ambiente socioeconómico afectan la capacidad cognitiva y el desarrollo del cerebro durante la adolescencia.
Si bien este vínculo entre las desventajas socioeconómicas y la psicopatología ha sido estudiado y documentado ampliamente, ¿sabemos qué mecanismos del neurodesarrollo impulsan tal asociación?
Un equipo de investigadores planteó la siguiente hipótesis: los niños que crecen en áreas desfavorecidas tienen menos acceso a las recompensas y hay evidencia que sugiere que estos niños muestran anomalías en áreas del cerebro que se relacionan con la motivación de recompensa.
¿Por qué es importante? El comportamiento deteriorado motivado por la recompensa y los problemas de atención pueden tener consecuencias devastadoras a medida que los niños avanzan en la adolescencia y la edad adulta, tales como la criminalidad, o el abuso de sustancias, señalan los investigadores. Comprender los mecanismos que impulsan esta reacción es fundamental para el diseño y aplicación de tratamientos basados en la evidencia.
Metodología: para explorar esta posibilidad, los investigadores analizaron datos de un estudio extenso sobre el desarrollo del cerebro, llamado "Desarrollo Cognitivo Cerebral Adolescente", que incluyó una muestra representativa de niños estadounidenses.
Esta investigación cuenta con numerosas evaluaciones demográficas y clínicas, incluida la neuroimagen funcional. El estudio actual se centró en niños que habían completado una tarea de resonancia magnética funcional (IRMf) con retraso de incentivo monetario, una tarea que requiere reaccionar rápidamente a un estímulo para ganar o evitar perder una recompensa. Además, los investigadores analizaron los datos relacionados con la psicopatología (utilizando la lista de verificación de comportamiento infantil) y las privaciones del vecindario (utilizando datos del censo). La muestra final incluyó a 6.396 niños de entre 9 y 10 años.
Hallazgos: los autores encontraron que las niñas y niños de barrios desfavorecidos tenían mayores problemas psicológicos internalizantes y externalizantes (Mullins et al., 2020).
Después de analizar la actividad de la resonancia magnética funcional durante la tarea con retraso del incentivo monetario, hallaron una asociación entre las privaciones del vecindario y la disminución de la activación en ciertas estructuras subcorticales del cerebro. Específicamente, los niños de áreas desfavorecidas mostraron una disminución de la activación del estriado ventral, la activación del estriado dorsal y la activación del pálido. Estas diferencias se observaron durante el segmento de anticipación de recompensas de la tarea.
Los autores interpretan que mayores privaciones en el vecindario predicen reacciones embotadas o de menor intensidad en los neurocircuitos emocionales (particularmente en el hemisferio derecho) durante la anticipación de la recompensa en comparación con las pruebas neutrales.
Siguiendo con el análisis, los investigadores señalan que sus resultados sugieren una asociación entre el reclutamiento del cuerpo estriado dorsal durante la anticipación de la recompensa y las puntuaciones de atención de los niños en la lista de verificación de comportamiento infantil.
En muchas partes del mundo, atender las cuestiones de salud mental no es prioridad, a pesar de su alta prevalencia. Las niñas, niños y adolescentes suelen ser los más relegados, aún cuando se estima que 1 de cada 5 menores de 18 años padece un trastorno mental. Por lo tanto, es esencial detectar estas condiciones de manera oportuna y precisa, y garantizar el acceso a servicios de salud mental, a tratamientos basados en la evidencia, y a un seguimiento realizado por un profesional de la salud mental.
Referencia bibliográfica:Mullins, T. S., Campbell, E. M., & Hogeveen, J. (2020). Neighborhood Deprivation Shapes Motivational-Neurocircuit Recruitment in Children. Psychological Science, 31(7), 881-889. https://doi.org/ 10.1177/0956797620929299