Además de estudiar las correspondientes asignaturas, los niños japoneses limpian los baños de su escuela, barren, limpian el polvo, sirven la merienda, etc., son tareas que llevan a cabo como parte de su educación y que les ayuda no sólo a saber realizar tareas domésticas, también a cuidar lo que es público y a ser un ciudadano más consciente de todo lo que está a disposición del bien común y por qué hay que cuidarlo.
En Japón las escuelas no tienen comedores, los niños tienen que comer en el aula y son ellos los que se encargan de organizar todo, se organizan turnos mediante un sistema rotativo y cada día unos niños sirven al resto la comida o la merienda. Una vez finalizada la comida, se encargan de limpiar y dejar todo como se lo encontraron, pero también se encargan de la limpieza de los espacios comunes de toda la escuela, como por ejemplo los pasillos, las escaleras o los baños, se utiliza el mismo sistema rotativo coordinado por el profesorado.
Hablando de los baños, no es que no haya personal profesional que se encargue de ellos, pero la limpieza de los baños es una tradición en las instituciones educativas desde hace generaciones, con ello se logra hacer entender a los niños lo importante que es limpiar lo que está sucio. Por ello no nos debe extrañar el alto nivel de civismo que tiene la población japonesa.
Pero estas tareas no sólo las llevan a cabo los niños japoneses, todos los niños de inmigrantes que vayan a una escuela del país deben realizarlas. Es posible que para muchos occidentales el sistema educacional de Japón sea algo rígido y severo, pero para los japoneses la educación es considerada un asunto muy serio e importante. Para que comprendamos hasta qué punto está organizado el pueblo japonés y es consciente de la importancia de cuidar el patrimonio público, es interesante citar el ejemplo del artículo de BBC. Durante la Copa Mundial de Brasil, los hinchas japoneses llamaron la atención por limpiar las gradas que ocupaban durante el mundial, para el resto de aficionados seguramente resultó algo sorprendente.
Aunque en este artículo de BBC explican que esta limpieza que llevan a cabo los niños se llama o-soji, en realidad esta palabra alude a la limpieza exhaustiva que se realiza en los hogares, oficinas, tiendas, despachos etc., en los días previos a fin de año. Esta limpieza tiene un componente espiritual y metafórico, con ella se pretende iniciar el año partiendo de cero, con una limpieza física y espiritual. A esto hay que añadir que también es necesario pagar las deudas o cualquier cosa que se tenga pendiente antes de terminar el año.
No es extraño que las ciudades japonesas sean conocidas a nivel mundial por su limpieza, no estaría mal introducir en la educación de los niños occidentales la importancia de respetar y cuidar el lugar, ciudad y país donde viven (no ponerles a limpiar). Lamentablemente y aunque se ha avanzado algo, en occidente parece ocurrir lo contrario, son pocos los niños que tiran un chicle o su envoltorio a una papelera, es habitual tirarlo al suelo, pero en realidad están imitando la conducta de los adultos que hacen lo propio.
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Los niños japoneses limpian los baños de su escuela