Es difícil decir algo nuevo sobre este genocidio. Este asesinato continuado que desde hace 65 años Israel está cometiendo con los palestinos. Y aquí, por mucho que los virtuosos de la prensa escrita y televisiva se empeñen, no hay posible equiparación entre las partes. Porque hay muchas razones, y la más importante el número de muertos. ¡Y qué muertos!
Porque de los centenares de muertos que Israel ha provocado más del 50% son ciudadanos civiles que nada tiene que ver con Hamas. Y de ellos más del 30% niños. No hay posible equivalencia. Por poner un ejemplo significativo, en la operación Plomo fundido, de hace más de cinco años, hubo más de 1300 muertos en el lado palestino (de ellos cerca de mil civiles) y 14 muertos israelíes. ¿Cómo es posible llamar a esto guerra y no genocidio?
Es tanta la diferencia en poder militar y en apoyo internacional que da vergüenza escuchar a ciertos popes periodísticos defender lo indefendible, decir que Israel se tiene que defender. Como si defenderse fuera matar cien por uno, como si defenderse fuera seguir robando terreno a los palestinos para hacer asentamiento de nuevos colonos, seguir vejando a los palestinos que ven pisoteados sus derechos y están sometidos a todo tipo de control, incluso esclavista, para poder sobrevivir.
Adolfo Pérez Esquivel y Rigoberta Menchú, premios Nobel de la Paz piden el fin de los bombardeos israelíes.
A pesar de que dentro de Israel se está pidiendo el fin de esta absurda matanza –así lo hace gran parte de la izquierda política y sindical—, y de que grandes personalidades han solicitado el fin de este ataque criminal, Israel sigue.
No tienen vergüenza y cuando matan civiles hablan de daños colaterales, olvidando que son personas, aunque para ellos sean basura. Y todo esto, habiéndose pasado Israel por el arco del triunfo varias resoluciones de la ONU.´
¿Alguien se imagina que ante los crímenes y extorsiones de ETA, España bombardeara Errentería, Hernani o San Sebastián?
Ayer, unos niños jugaban al fútbol en la playa hasta que Israel les identificó como enemigos peligrosos y blanco necesario, por lo que “no tuvo más remedio que bombardearles”. Cuatro niños muertos y uno muy grave. Pero no pasa nada. Para celebrarlo, el gobierno israelí ha iniciado la invasión de Gaza por tierra. Y hasta ahora, 20 muertos más, entre los cuales un bebé. Pero no pasa nada. Todo es normal. Al fin y al cabo los pobres israelíes sólo se defienden. Que vergüenza mirar a la comunidad internacional que calla, mira para otra parte o directamente ayuda a este Estado Terrorista.
Y no pararán, saben que tienen la fuerza aunque les falte la razón y eso les da suficiente empuje cobarde para seguir cometiendo atrocidades. Ellos tienen a USA y gran parte de los poderosos. Sólo acabará este desgraciado genocidio cuando hayan perpetuado la exterminación de los palestinos. Ese parece ser su objetivo. Parece mentira que hayan olvidado que en otros tiempos ellos fueron las víctimas y ahora actúen como verdugos.
Mientras tanto, Gaza es un río de sangre que todos los días riegan las armas israelíes. El infierno en vida. Una cárcel cada vez más estrecha y cada vez más castigada. Y así hasta el final. ¡Qué vergüenza ser parte de esta humanidad! Incapaz de tener la mínima sensibilidad y capaz de aprobar por acción o por omisión asesinatos colectivos de civiles, también de niños.
Salud y República