Recientemente se censuró una exposición que se iba a realizar en Estados Unidos, concretamente en el Museo de Arte para Niños en Oakland, en la Bahía de San Francisco. Esta exposición que había sido coordinada con la Alianza de Oriente Medio para la Infancia pretendía reflejar cómo ven los niños de Gaza el día a día en la situación de guerra permanente y la ocupación a la que se ven sometidos por Israel. Desde hace mucho tiempo organizaciones independientes internacionales vienen advirtiendo de las nefastas consecuencias traumáticas que esta situación crea en los niños palestinos. Sólo hace falta ver algunos de los dibujos de estos niños para comprender el tremendo trauma que causa en sus vidas. Es difícil explicar a un niño que día tras día está viendo como sus calles son bombardeadas, sus casas demolidas, el camino al colegio cortado por patrullas que les obligan a quedarse en casa o dar rodeos de muchos kilómetros. Los niños palestinos padecen más que nadie la falta de alimentos básicos, de medicamentos, y especialmente los de Gaza metidos en un gueto del que no pueden escapar por no tener a donde ir y en donde sólo con cuentagotas entra alguno de los productos más necesarios cuando Israel tiene a buenas abrir las fronteras que de manera ilegal tiene sometidas a bloqueo.
El caso es que esta exposición fué suspendida después de recibir numerosas presiones del lobby judío en Estados Unidos. Como dijo la directora de la organización, Bárbara Lubin, todos salen perdiendo con esta censura excepto los que gastan millones de dólares en censurar toda critica a Israel y en silenciar las voces de las primeras víctimas de la ocupación y el militarismo sionista.
Los niños son las primeras víctimas en cualquier guerra, pero en ésta especialmente, porque ya dura más de 40 años de brutal represión y ocupación sionista. Y eso es lo que reflejan los niños en sus dibujos: los bombardeos, las detenciones arbitrarias (de las que no se libran los jóvenes y adolescentes), los tanques...
Enlazando con esta noticia, como venganza por pedir y conseguir el reconocimiento de la UNESCO como miembro de pleno derecho, Israel ha decidido acelerar la construcción de 2000 viviendas en Jerusalén Este y Cisjordania. En el caso de Jerusalén la política de Israel es la de la limpieza étnica. Ningún estado que ocupe el territorio de otro tiene ningún derecho a demoler las viviendas de ese Estado, pero eso es lo que está haciendo Israel en Jerusalén donde ya ha demolido más de 2000 viviendas desde el comienzo de la ocupación en 1967, si se amplía a Cisjordania son 26.000. Esto constituye un crimen de guerra que unido a la imposibilidad de los palestinos de poder construir viviendas (no se les concede ni un sólo permiso) obliga a los palestinos de Jerusalén, que son un tercio de la población, a vivir en sólo el 9% del territorio. Las familias se ven forzadas a marcharse, pero si lo hacen ya no pueden regresar ya que entonces son considerados extranjeros en su propia tierra, al tiempo que cualquier judío recién llegado de Ucrania, Argentina, o cualquier otro país del mundo tiene derecho a entrar y salir cuando quiera y a construir y ampliar su vivienda.
Por suerte esto no sólo lo decimos quienes defendemos los derechos humanos, también lo hacen judíos honestos como Jeff Halper, activista israelí de los derechos humanos y director de la ONG Comité israelí contra la demolición de viviendas quien afirma sin ambigüedades que la destrucción de propiedad privada es un crimen de guerra y que al considerar a los palestinos de Jerusalén residentes y no ciudadanos, no pueden salir ni siquiera para estudiar por que entonces pierden el permiso de residencia y no pueden regresar. Toda la política del estado de Israel está encaminada a echar a los palestinos haciéndoles imposible vivir.
Junto a esta medida Israel no va a entregar a la Autoridad Nacional Palestina los impuestos que le corresponden y que recaudan, esta cantidad equivale a un tercio de los ingresos de la ANP con lo cual tendrán más problemas incluso para pagar las nóminas. Es una vuelta de tuerca más que sólo quiere sembrar el caos, empujar a los palestinos a la desesperación y provocar con ello estallidos de violencia que les permitan justificar su brutal y habitual represión. Para que el castigo sea más completo los EE.UU. deciden retirar su aportación de fondos a la UNESCO. Algunos países están hablando de realizar una aportación extraordinaria para disminuir el impacto de esta medida. En cualquierr caso estos dos países actúan como matones, utilizando el chantaje y la doble vara de medir, pero Obama sabe perfectamente que lo que hace Israel son crímenes de guerra, prohibidos por todas las Convenciones internacionales. Quizás a más de uno de los que votaron la concesión del premio Nobel a este personaje ya se estén arrepintiendo desde hace tiempo.
En la votación histórica del 31 de octubre en el Consejo General de la UNESCO fueron 107 los países que votaron afirmativamente el reconocimiento de Palestina como miembro de pleno derecho, frente sólo 14 en contra. Frente a todas las presiones desplegadas por los EE.UU. solamente cuatro países europeos (Alemania, Países Bajos, República Checa y Suecia) votaron en contra junto con los EE.UU., Israel, Canadá, Australia, Islas Salomón, Lituania, Palau, Vanuatu, Samoa y Panamá. Por su parte Venezuela junto a otros países del sur presentaron el proyecto de resolución y trabajaron para que saliera adelante. Como dijo el jefe de la Delegación venezolana, Viceministro Luis Bonilla esta decisión 'interpreta los sueños y anhelos de millones de niños y jóvenes de todo el mundo que quieren vivir en paz en un mundo con justicia social'. Ojalá que algún día, lo más pronto posible, los niños palestinos también puedan vivir en paz en su tierra.