
Tres son los nuevos nanosatélites que lanzará la Universidad de Chile en el nuevo paso de su Programa Espacial: Plantsat, Suchai 2 y Suchai 3. Además, dos pequeñas unidades denominadas femtosatélites serán desplegados desde Suchai 3. En conjunto, las cinco unidades que componen este sistema operarán como una constelación, en una primera etapa, y luego pasarán a conformar un enjambre.
Se trata de la primera experiencia desarrollada por un grupo de civiles en el país, que permitirá dar un salto en el Programa Espacial de la Universidad de Chile hacia una tecnología y mediciones de ambientes espaciales más sofisticados, y el aprendizaje de la coordinación y comunicación de este sistema de cinco vehículos espaciales, que serán lanzados al espacio en el primer semestre de 2022.
A nivel de ciencia espacial y desarrollo tecnológico, estos tres satélites principales tienen semejanzas en su construcción y volumen, y cuentan con dispositivos que se replican en cada uno. No obstante, cada uno de ellos lleva una misión específica.
Plantsat

Plantsat. Crédito: FCFM.
Plantsat es un nanosatélite cuyo objetivo es realizar experimentos biológicos en el espacio.
En su interior viajará una tillandsia o clavel del aire, planta que no necesita tierra para sobrevivir, pero que funciona como análoga a plantas que pueden ser relevantes en el espacio, tanto como alimento como para producir oxígeno. Su contenedor, especialmente fabricado para mantener a la planta viva y medir su condición, permitirá determinar si ésta tolera el ambiente espacial, la microgravedad y la radiación. Con el mismo objetivo, serán enviados cuatro contenedores más pequeños con microorganismos extremófilos que viven en zonas extremas de Chile y que pueden tener aplicaciones en el espacio, como purificadores de agua, por ejemplo, la degradación de residuos y la lixiviación, para una potencial minería espacial.
Además de los contenedores con muestras biológicas, el satélite lleva dos magnetómetros para medir el campo magnético de la Tierra y un transistor de grafeno, material que por primera vez se lleva al espacio para evaluar su desempeño en ese ambiente hostil, lo que permitirá descubrir potenciales usos en aplicaciones espaciales.
Suchai 2

Suchai 2 y 3. Crédito: FCFM.
El nanosatélite de 10x10x30 cm, tiene un peso aproximado de 3,5 kilos y su objetivo principal es el estudio de la física espacial.
Cuenta con sensores para el estudio del ambiente espacial, la ionosfera y la magnetosfera: dos magnetómetros –instrumentos para medir la intensidad del campo magnético–, además de una sonda Langmuir, cuyo objetivo principal es estudiar la ionosfera.
Está equipado con un GPS de dos frecuencias que permite medir el contenido de electrones y una cámara diseñada para evaluar la contaminación lumínica de noche, concentrándose en la luz blanca, que no ha sido evaluada desde el espacio.
Suchai 3
Casi un gemelo de Suchai 2, se distingue del primero porque lleva consigo otros dos femtosatélites, pequeños satélites –del tamaño de un celular– que serán desplegados una vez en el espacio y que también llevan magnetómetros, lo que aumentará a 5 puntos la medición del campo magnético de la Tierra. Cada femtosatélite lleva arreglos de antenas parche (patch, antenas planas), que permitirán localizarlos, utilizando su comunicación con los satélites más grandes, Suchai 2 y Suchai 3.
Suchai 3 lleva un sistema de IOT (internet de las cosas), cuyo desempeño será evaluado en el espacio. Sus antenas laterales ayudarán a evaluar con sistemas de radio la localización de los femtosatélites y desde dónde viene la radiación para poder ubicarlos en el espacio.
Como constelación, los cinco satélites mantendrán su formación en el tiempo y tendrán un funcionamiento como un sistema. Luego de completar esta operación y recoger los aprendizajes en materia de comunicación de datos entre ellos y hacia la Tierra, pasarán a convertirse en un enjambre: un conjunto de satélites que pueden compartir objetivos, pero sin una formación fija en su órbita.
