Revista Cultura y Ocio

Los nuevos Tudor

Por Igork

Los nuevos Tudor
La carne. La carne era nobleza. La plebe comía otras cosas: cereales y legumbres. Mi abuelo, cuando era muy joven, recordaba que en el pueblo a orillas del Mediterráneo donde pasaba sus vacaciones, los pescadores les decían a sus hijos: «hoy volvemos a comer langosta. Somos pobres». El pollo se reservaba para las grandes fiestas, los del PRYCA todavía no habían llegado, casi tan translúcidos como el papel Albal. Enrique VIII, por seguir una dieta casi exclusivamente carnívora, desarrolló la enfermedad de la gota.
Hoy es distinto. Los nuevos Tudor comen fruta y verduras con sabor y color. Y carne, no mucha y de calidad. Esto es, ecológica. Casi el 20% de la población europea apenas prueba las frutas y hortalizas, comen espaguetis, arroz, carne hormonada y barata y toda esa larga lista de basura que llamamos bollería industrial. El otro día compré judía tierna a casi 8 €/Kg. Tres tomates a 6,35 €/kg. Cuando le pregunté a la verdulera qué dónde estaban los diamantes, sonrió y dijo “el siguiente”. En verano la cosa se relaja, es cierto. ¿Quién puede permitirse comer bien con sueldos entorno a los 1.000 € /mes? Justo cuando hay más formación nutricional, pero parece que comemos. Otra muestra de polarización social, la comida. Yo, que fui un niño glotón, recuerdo a mi abuela, que pasó una guerra civil, decirme: «¡Pero qué sano estás!». Hoy, la gordura es símbolo de clase baja. Hay un tema cultural. También de pereza. Pero lo cierto es que llenarse la panza con fritos y pastas industriales sale al mismo precio que uno solo de los tomates que compré. Suerte de las legumbres. Lo ecológico será en el futuro status. ¿En el futuro?

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