Esta convocatoria de Batista contra España podría ser tomada como su primera lista como seleccionador (aun interino), debido a que la que debió manejar contra Irlanda fue confeccionada por Maradona, con algunas pinceladas de Bilardo y Humberto Grondona. Checho convocó los nombres que imagina pueden llevar a cabo esa idea de copiar el modelo español y aprovechó para borrar a otros, como Jonás Gutiérrez, Maxi Rodríguez, Otamendi o Pastore. Los nuevos que utilizó no era novatos en esto de defender la celeste y blanca, sino experimentados, como Cambiasso, Zanetti y Gabriel Milito y otro de poco rodaje nacional pero gran actualidad como Banega; los que justamente Maradona decidió dejar afuera de Sudáfrica 2010, cuando parte del público esperaba verlos entre los 23.
En el Show del Fútbol (AKA El Programa de Fantino), el conductor le recriminó a Batista por esas convocatorias, porque, de tener un rendimiento interesante, dejaría expuesto a Maradona. Un reclamo disparatado y absurdo, sí. La cosa es que aquel temor de Fantino se materializó: Banega y Cambiasso se mostraron vitales para darle funcionamiento al mediocampo del equipo y Zanetti demostró que su oficio era preferible a utilizar un parche cualquiera en ese lugar. Quedaron remarcadas esas erróneas decisiones del por entonces seleccionador.
Cambiasso le aportó equilibrio a la Selección, esa gran falencia que se sufrió en Sudáfrica. Acompañó a Mascherano para ayudarlo a relucir esa versión distinguida de quitador nato. Batalló en el retroceso, ayudó a sacar la bola limpia y también se soltó unos metros hacia adelante para participar del armado. Despliegue con inteligencia. Banega volvió a cumplir su rol como contra Irlanda, sirviendo con su buena técnica para el desenvolvimiento ofensivo, pero sin descuidar la vuelta y la ayuda defensiva; pase confiable y pausa (a veces demasiada). No es un enlace absoluto, pero sí un eslabón significativo para que el ataque no esté desconectado y pueda ser nutrido con pases correctos. Entre los dos sumaron trabajo de recuperación, cuidado en el retroceso y facilidades para los de arriba. Así ni Mascherano quedó batallando contra el mundo ni Messi, salvo una acción en la que fue a robarle una pelota a Monreal en el área de Romero, tuvo que bajar a buscar por su cuenta tener contacto con el balón.
Zanetti no fue un puñal incesante en ataque, pero se encargó de que por su lateral no hubiera inconvenientes ni dificultades para poder salir con orden. Gaby Milito estuvo impasable, sólido, pero, además, le añadió clase para salir jugando prolijamente al ras del césped, una virtud imperiosa para lo que Batista pretende; no es casualidad, está habituado de sobra a hacerlo en el Barcelona. Seguridad y pulcritud en la última línea. A esta lista de ignorados por Maradona a la que Batista le dio cabida, podríamos agregar a D´Alessandro, aunque estuvo menos de cinco minutos, en los cuales participó de la jugada del cuarto gol.
Siempre hay que tomar con pinzas el contexto. Fue ante un rival que no demostró la misma intensidad que en el Mundial, que estuvo disperso, pero eso no quita que se le haya ganado meritoriamente al campeón del mundo. Son rendimientos muy útiles, pero que se deberán refrendar en más de una prueba, si es que Batista termina siendo ungido -hoy por hoy, su gran contra es Bilardo, de ideario antagónico y con preferencia por Sabella-. El problema es que Cambiasso y Milito llegarían a Brasil 2014 con 33 años y Zanetti, con 40. Es muy pronto para certificar que todos ellos estarán, en un proceso de cuatro años pueden surgir muchas variantes. El propio Tevez, que tendrá 30 en cuatro años, ya anunció que ve difícil llegar a estar en el próximo Mundial.