Los objetivos del mlenio

Reducir la pobreza y el hambre a la mitad, universalizar la educación, reducir la mortalidad infantil, lograr trabajo decente para toda la humanidad, y frenar la malaria y el sida. Esto se propusieron hace unos años,  ciertos señores -que para mi tienen escasa o nula credibilidad- y la fecha límite es el 2015. 
A día de hoy no se ha hecho prácticamente nada, esta semana se reunen de nuevo y seguramente cambiarán las fechas, algo que implica solo unos 100.000 millones de euros, -cifra insignificante si se compara con los gastos militares o de ayudas a la banca- pero que no parecen estar dispuestos a desembolsar. Así que los programas de erradicación del hambre, los de empleo, los de educación y justicia social, los programas de salud y los de desarrollo sostenible en los países pobres, tendrán que seguir esperando. 
Esta semana nos hartaremos de ver en la tele las imágenes de los niños hambrientos en el mundo, seguramente que todos los medios se despacharán a placer con fotos y vídeos para todos los gustos, pero claro, los líderes mundiales no ven la tele, y de los periódicos sólo miran las páginas donde sale su foto para saber si ha salido guapos o no, y mientras terminaremos por convencernos de que esos objetivos no son de éste sino del próximo milenio.